María Ramona Armas de Bulacio, quien encabezó durante veinte años las marchas para pedir el esclarecimiento de la muerte de su nieto Walter, hecho ocurrido en una comisaría del barrio porteño de Nuñez cuando iba a un recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
La información fue dada a conocer ayer a la tarde por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), organización que desde 1991 impulsó la investigación de la muerte de Walter Bulacio (17), visto con vida por última vez en la seccional 35 de la Policía Federal.
"Yo aprendí a luchar cuando la policía mató a Walter", decía "Mary" cuando le preguntaban de dónde sacaba la fuerza, ya que tenía 62 años cuando murió su nieto.
"A partir de entonces, su cara humilde y sufrida, detrás de esos anteojos que le sirvieron para conocer las atrocidades de un sistema aniquilador y desquiciado, se convirtió en el ícono de la lucha antirrepresiva. Hoy, a los 85, su cuerpo dijo basta", señaló la CORREPI.
La organización recordó que "por 23 años, sin flaquear jamás, levantó la bandera de Walter y encabezó movilizaciones, escraches y marchas".
"Con su escaso metro cuarenta, se plantaba frente a las vallas, frente a las comisarías y los juzgados, y su estatura era inmensa cuando acusaba con su voz tan finita como firme. Ella sabía que a Walter lo mató la policía, y lo gritó por más de dos décadas", agregaron en un comunicado.
"Mary" trabajó en relación de dependencia hasta bien pasados los 70 y en cada marcha agradecía en la calle a los miles de chicos que no habían conocido a Bulacio pero igual concurrían para pedir la condena del ex comisario Miguel Angel Espósito (65), quien el año pasado recibió una pena de tres años de prisión en suspenso por la "privación ilegal de la libertad" de Walter.
"Agradecía por no dejar morir a su nieto. Y contaba a quien la quisiera escuchar que veía a Walter en cada pibe, y al comisario Espósito en cada policía", recordaron desde CORREPI.
El año pasado, desde la cama, siguió la transmisión en vivo del juicio oral y de la condena, que no impllicó que Espósito fuera preso.
A 22 años del hecho, el Tribunal Oral en lo Criminal 29 consideró a Espósito (65) autor de "privación ilegítima de la libertad agravada por ser cometida por un funcionario público y tratarse la víctima de una persona a la que se le debe respeto particular".
El fallo no pudo ser apelado por la familia de la víctima ya que se le aplicó la mitad de la pena de lo que habían pedido en su alegato.
En todas las idas y vueltas que tuvo la causa, el comisario nunca fue imputado por el homicidio de Walter y por lo tanto no se lo pudo juzgar por ese delito
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