martes, 10 de septiembre de 2013

Economistas afirman que el poder de compra de los salarios supera cualquier medición de inflación

El aumento en la capacidad de compra de los salarios mínimos y las jubilaciones mínimas en la última década "es un hecho" y "le gana a cualquier medición de inflación", aseguraron varios economistas.
 
Consultados sobre la evolución de salarios y jubilaciones mínimas, cuyo poder de compra se triplicó en diez años, los analistas destacaron que con esta comparación "se desarticula el caballito de batalla de la oposición de que los aumentos de precios erosionaron la capacidad adquisitiva de los trabajadores".
 
Entre 2003 y 2013, en términos absolutos, el salario mínimo trepó 16 veces, de 200 a 3.300 pesos; y la jubilación mínima se multiplicó por 11, de 150 a 2.477. En capacidad adquisitiva, ambos haberes triplicaron su poder de compra en un importante número de productos y servicios.
 
Gonzalo Flores Kemec, del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (Geenap), aseguró que "a pesar de que algunas mediciones de inflación de consultoras privadas o de la oposición política en Argentina dicen que se está erosionando el poder adquisitivo de los salarios, venimos viendo lo contrario".
 
"Este incremento del salario mínimo y la jubilación mínima fue por encima de cualquier medición que se haga de la canasta de productos, y permitió la recuperación del ingreso, luego de lo que fue la pérdida de poder adquisitivo que significó la devaluación de 2002", precisó el economista del Geenap.
 
A su criterio, "esto permite desarticular uno de los principales caballitos de batalla de la oposición: que el régimen de crecimiento económico y del salario, acompañado con suba de precios, trae un saldo perjudicial para el salario y los trabajadores".
 
En la misma línea, Agustín D´Attellis, de La Gran Makro, afirmó que "así como en los ´90 la prioridad era la producción y el efecto derrame sobre los salarios que nunca llegó, durante estos diez años la distribución fue el eje".
 
En ese sentido, subrayó que "la participación del salario en general en la masa de ingresos total creció fuertemente en el último tiempo" y añadió que "el poder adquisitivo no sólo de los sueldos mínimos se recompuso en los últimos años".
 
"Es clara la redistribución del ingreso y la mejora del poder adquisitivo del salario. Algunos sectores creen que ganar competitividad se logra con recorte de salarios, cuando el salario es un dinamizador de la producción", concluyó D`Attellis.
 
Por su parte, Aldo Ferrer destacó que la mejora en el poder de compra de salarios y jubilaciones en estos diez años "es el resultado de la recuperación de la economía y de las políticas sociales que produjeron estos resultados".
 
"Si el salario mínimo crece más que el costo de vida, hay un incremento del salario real. No se puede solo mirar qué pasó con los precios, sino también con el salario nominal. Y en los sectores más bajos de la escala creció más el salario que los precios", afirmó Ferrer.
 
En tanto, Hernán Letcher, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), afirmó que "la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y los jubilados en la Argentina es un hecho".
 
"Los números son claros: los aumentos salariales están por encima de cualquier medición de inflación. Ha sido una constante en los últimos diez años", aseguró Letcher.
 
Así, si en 2003 un asalariado necesitaba de un ingreso mínimo y medio para alquilar un departamento de dos ambientes en Boedo o Flores, en la actualidad ese gasto le insume tres cuartos de su sueldo. En tanto, si un jubilado requería más de un haber y medio para afrontar ese mismo alquiler, ahora le alcanza con menos de la mínima.
 
Asimismo, un automóvil que significaba en 2003 unos 92 salarios mínimos, hoy se obtiene por 18 sueldos de la categoría más baja, según el mismo modelo. En el caso de un jubilado del primer escalafón, si en 2003 debía emplear 104,5 haberes, actualmente necesita el equivalente a 23,5 para comprar ese mismo vehículo.
 
En 2003, con un salario mínimo se podían comprar 131,5 litros de nafta súper; un pasaje en avión Buenos Aires-Córdoba, o cinco pasajes en micro a Mar del Plata. Hoy, alcanza para 412,5 litros de súper; 3 viajes en avión a la provincia mediterránea o 26 pasajes a La Feliz.
 
Para los jubilados, que con la mínima hace diez años pagaban 116 litros de combustible; un vuelo a Córdoba o 4 en micro a Mar del Plata; ahora pueden adquirir el equivalente a 310 litros de nafta; hacer 2 viajes y medio a Córdoba o 20 a la ciudad balnearia más elegida del país.
 
En el consumo de alimentos, el salario mínimo pasó en diez años de poder comprar 31 kilos de asado a 78,5; de 119 botellas de gaseosa de litro y medio a 300; de 83 kilos de tomate a 236; de 71,5 kilos de manzana a 236; de 167 litros de leche a 446; de 50 kilos de pollo a 220; de 71,5 kilos de arroz blanco doble a 194; o de 71 kilos de yerba a 122.
 
También la jubilación mínima aumentó su poder de compra del asado, de 27,5 kilos a 59; de las gaseosas, de 105 a 225; de tomate, de 73 kilos a 177; de la manzana, de 63 a 177 kilos; de la leche, de 141 a 335 litros; del pollo, de 44 a 165 kilos; del arroz, de 63 a 146 kilos; o de la yerba, de 68 a 91 kilos.
 
En cuanto a los electrodomésticos, el mínimo tanto salarial como jubilatorio permitió mejorar las chances de comprarlos. Así, un lavarropas que en 2003 requería de dos sueldos y medio, pasó a poder ser adquirido por tres cuartos de ingreso; una cocina, de dos salarios a menos de medio; una heladera con freezer, de cuatro a menos de uno.
 
De igual modo, los jubilados, que antes debían destinar más de tres haberes y medio para un lavarropas, hoy lo adquieren por menos de un mínimo; y si en una cocina empleaban dos jubilaciones, ahora la compran con media. En el caso de una heladera con freezer, de requerir cuatro jubilaciones y media se pasó a poco más de una.

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