jueves, 12 de septiembre de 2013

Cura villero: "La Ciudad en las villas hace las cosas incompletas"

Al Padre Lorenzo “Toto” de Vedia le cabe el mote: es un auténtico cura villero. Trabaja como párroco en la 21-24 de Barracas, donde se inauguró una casa de la cultura. Cuenta cómo es habitar la villa y apunta a la Ciudad: “Se toman modelos de afuera y se quieren aplicar acá. Las cosas se hacen de manera incompleta”.
 
Padre Lorenzo "Toto" de Vedia
Para los vecinos de la villa 21-24, de Barracas, Lorenzo de Vedia es el Padre “Toto”. Llegó a conducir la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé en marzo de 2011. Hasta ese momento el Padre Pepe - José Pepe Di Paola- había sido el conductor de la parroquia y coordinador del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia.

“Padre Pepe, rajate de acá porque vas a ser boleta. Cuando esto de la droga deje de estar en la televisión, vas a ser boleta”, escuchó mientras cruzaba la avenida Amancio Alcorta, tras reunirse con curas de otras villas para coordinar acciones de prevención contra el dengue. El grito amenazante venía de boca de un hombre que no era del barrio y tampoco fue aquella la primera intimidación que recibía. Decidió partir a Santiago del Estero, pero dejó en Caacupé a un hombre que, sabía, seguiría con su línea de trabajo: El Padre Toto.

El lunes pasado el barrio estuvo convulsionado. Con un acto oficial, la presidenta Cristina Kirchner dejó inaugurada la Casa de la Cultura que funcionará también como sede de la Secretaría de Cultura de la Nación. Será, entonces, el primer edificio público que funcione en una villa de emergencia. Toto y Pepe estuvieron allí. Sonrientes y colaborativos asistieron a ese “milagro, hecho por nosotros, los seres humanos”.

“Es un paso adelante, una prueba de que las instituciones del Estado quieren estar más cerca de los pobres” aseguró “Toto” Lorenzo, aunque consideró que todavía queda mucho por hacer. “En la villa hay valores que no siempre trascienden. La gente tiene un gran sentido de comunidad, solidaridad, vecindad, capacidad de hacer festejos. Y lo que siempre sale en los medios de comunicación es la delincuencia, el paco, la violencia”.
 
Parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, Villa 21-24
La propuesta del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, del que Lorenzo forma parte, no es urbanizar la villas sino integrarlas al resto del tejido urbano. “Más que urbanizar nos gusta hablar de integración urbana, esto es, respetar la idiosincrasia de los pueblos, sus costumbres, su modo de construir, su ingenio para aprovechar tiempo y espacio, respetar su lugar, que tiene su propia historia", expresó en un documento en 2007 el equipo de sacerdotes para las villas. Y esa misma idea retomó Toto.

“Falta tomar conciencia de que la gente del barrio son también vecinos de la Ciudad. El gobierno porteño apoya muchas de las actividades que hacemos, pero todavía falta mucho. Se toman modelos de afuera y se quieren aplicar acá, las cosas se hacen de manera incompleta”, consideró el cura villero de Barracas.

Además del conflicto que genera la ausencia de recolección de residuos -los camiones no ingresan a la villa-, la falta de jardines para los pibes, el no ingreso de ambulancias y las dificultades con el tendido eléctrico -la Justicia intimó al Gobierno de la Ciudad para que regularice la red energética- Toto destacó otra grave problemática: la habitacional.

¿Cómo es vivir en la villa? “Es un reencontrarse con costumbres y modos de trato que han desaparecido en la ciudad, y que en el barrio se conserva porque los vecinos los traen desde los pueblos que vienen. La villa tiene mucho para enseñarle a la Ciudad”., dijo "Toto" y agregó que "es tiempo de que las grandes urbes, agitadas, aturdidas y convulsionadas en su ritmo diario escuchen esos ejemplos de comunidad, solidaridad y vida, porque a la villa también la habitan vecinos de la Ciudad".

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