lunes, 10 de diciembre de 2012

El fondo buitre que especula con deuda y también depreda un sector industrial

Por Leandro Renou e Ignacio Chausis, para Tiempo Argentino
 
Cómo opera la compañía Dart Sudamericana, propiedad de Kenneth Dart, titular de uno de los holdouts. La firma de vasos térmicos, radicada en Pilar, importa materia prima desde Bahamas a un precio más caro y luego vende a un valor 30% inferior a la competencia. Empresas la demandarán ante Defensa de la Competencia.
 
El sentido común asocia a los fondos buitre con la especulación financiera, comprando títulos de deuda de los países en desgracia a precio basura para luego litigar en los fueros internacionales e intentar cobrar la totalidad del valor de esos bonos. En el caso argentino, esa práctica nociva, que lleva ya una década de batallas judiciales en los Estados Unidos y tiene hoy a la Fragata Libertad embargada en un puerto de Ghana, no se limita al ámbito internacional, si no que tiene su correlato en el mercado local.
 
Kenneth Dart, propietario del fondo buitre EML –que en el pasado intentó sin éxito, por ejemplo, embargar las reservas del Banco Central– es propietario de un negocio industrial que, a fuerza de sospechosas prácticas comerciales e impositivas, logró arrasar con la competencia hasta constituir un cuasimonopolio.
 
La trama de esta historia tiene como protagonista a la firma Dart Sudamericana, que en los '90 se instaló en el partido bonaerense de Pilar para dedicarse a la fabricación y comercialización de recipientes y vasos de plástico térmicos. Desde que comenzó a operar en el mercado local y a pasos agigantados, la compañía prácticamente eliminó a la competencia, hasta adueñarse actualmente del 80% de ese segmento del negocio. Sin embargo, vale aclarar que esto último no fue el resultado de una mayor productividad ni mucho menos, sino más bien por lo que desde la competencia no dudan en denunciar como "precios predatorios".
 
Para producir los vasos térmicos se necesita un insumo clave llamado polietileno expandido, que no se produce en el país y que por ende debe ser importado. Diversas fuentes del sector explicaron que en la práctica el precio de este insumo funciona como un "semi-commoditie", en tanto la totalidad de los productores lo importan a un precio que casi no difiere entre unos y otros. ¿Qué es lo que hace Dart?. Lo importa desde Bahamas –un paraíso fiscal– a una firma fuertemente sospechada de ser subsidiaria de la propia Dart y a un precio 20% más caro que el de sus competidores. Pero lo más llamativo es que ese producto que importa más caro, lo vende mucho más barato que la competencia en el mercado local.
 
Tiempo Argentino tuvo acceso en forma directa al testimonio de tres empresarios del sector que prefirieron el anonimato, cuyos datos aportados coinciden con la información publicada por el Sistema "María" de la Administración Federal de Ingresos Públicos. Desde el 5 de enero del corriente año hasta el 27 de noviembre Dart importó desde Bahamas 2307 toneladas de polietileno expandido, siendo que el precio FOB –valor de la mercancía más precios de transporte– pagado en cada uno de los embarques fue de U$S 2298 la tonelada.
 
Cada una de las importaciones tiene en la otra punta de la operación a la firma Polymers International Limited, que según la publicación The Bahamas Investors tiene 80 empleados, produce unos 85 millones de kilos de polietileno expandido al año, "cuya mayoría es distribuida a Dart Container Corporation, el mayor fabricante mundial de vasos térmicos".
 
Al pertenecer al mismo holding empresario, el precio de transferencia pactado le permite a Dart girar a Bahamas una mayor cantidad de divisas, afectando así la recaudación tributaria a nivel local. A tal punto es así que los primeros balances presentados por la compañía ante la Inspección General de Justicia (IGJ) arrojan pérdidas, siendo que –lógicamente– los beneficios se trasladan a la subsidiaria de Bahamas. Hacia 2008 la compañía dejó de ser una sociedad anónima presidida por el propio Kenneth Dart para pasar a constituir una SRL, razón por la que ni siquiera está obligada hoy a presentar balances.
 
En lo que va de 2012 y sólo en conceptos de importaciones de materias primas, Dart Sudamericana giró a Bahamas cerca de U$S 5,5 millones. La suma asciende a más de U$S 9,6 millones si se suman las importaciones de tapas para los envases, en este caso provenientes de los Estados Unidos, cifra total que prácticamente duplica las exportaciones. En lo que respecta a la materia prima, en 2009 Dart importó de Bahamas 1200 toneladas, en 2010 fueron 1980 toneladas, cifra que al año siguiente alcanzó las 2150 toneladas. "Nosotros tenemos que cumplir con una balanza comercial superavitaria entre importaciones y exportaciones cuando Dart claramente la incumple", se quejó un empresario.
 
Pero si los precios de transferencia son una parte del negocio, la otra cara tiene que ver con la comercialización de sus productos por debajo de lo que en el sector se considera hoy "una estructura de costos razonable". En el listado de precios vigentes al 31 de septiembre de 2012 en Bolsa Todo, un importante distribuidor mayorista de la zona norte del Gran Buenos Aires, el precio de venta de una caja de vasos térmicos de 180 centímetros cúbicos se ubica en 67,6 pesos, exactamente un 31% menos que –por ejemplo– el mismo producto de la firma Estisol (un 89,15% en la lista de precio de venta de fábrica).
 
Los precios predatorios no sólo impactaron en el segmento del negocio dedicado a los vasos térmicos. Este último producto es más caro que un recipiente plástico por su capacidad para mantener el frío y calor. Sin embargo, obedeciendo a la lógica de precios impuesta por Dart hoy, por cada vaso plástico, hay distribuidores que venden entre cinco y seis vasos térmicos. "Está destruyendo el mercado del vaso térmico con precios tan bajos, y la fuente de trabajo de los vasos plástico donde hay otras empresas", indicó una fuente del sector. Además, desde Argentina Dart exporta vasos térmicos a otros países de la región. La empresa que hoy está instalada en el parque industrial de Pilar fue fundada en 1951 por el padre de Kenneth, William Dart. Pero Kenneth es quien desde hace décadas maneja las riendas del negocio, que no pudo instalarse en Brasil dado que el fondo buitre especuló y sacó rédito de la deuda brasileña y Dart fue declarado "enemigo público" del pueblo.
Planta de Dart Sudamericana en Pilar
 
A las irregularidades y las políticas predatorias de Dart en Argentina se les sumó en los últimos años el escaso lobby político para resolver conflictos de la Cámara del Plástico, presidida por el ex titular de la UIA, Héctor Méndez. Fue el propio Méndez quien en 2006 prestó la sede de la de entidad para que Dart se reuniera con la competencia para resolver el conflicto comercial. El resultado fue nulo. El por entonces representante de Dart, Antonio Ávila, les dijo a las empresas nacionales que la política de precios y de negocios de la empresa no se modificaría. Lo escucharon con impotencia los que hoy pelean por retener el 20% del mercado de los vasos de plástico, como American Plast, Estisol, Bella Cup y Plásticos Boulevard.
 
Dart Sudamericana se instaló en el Parque Industrial de Pilar a mediados de los años noventa, aprovechando un régimen de promoción industrial que favoreció la radicación de firmas con exenciones impositivas que le permitía, por ejemplo, no pagar derechos de construcción ni las tasas de seguridad e higiene al municipio. Fuentes del municipio confirmaron a este diario que tal situación permitió a la compañía ahorrar una considerable cantidad de dinero durante su etapa de radicación, que coincidió con otras multinacionales, como Bimbo, Bayer o Unilever. Como dato adicional, hace unos meses Dart anunció con bombos y platillos la apertura de una planta de tratamiento de los residuos de su fábrica, en la que estuvo presente el intendente de Pilar. Para la competencia, esa planta no existe. Es que otro de los misterios en torno a Dart Sudamericana es, justamente, su planta. Nunca nadie pudo ingresar a ver los equipos, ni siquiera funcionarios, y hay una política de hermetismo para que ningún dato se filtre a través de los empleados.

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