miércoles, 14 de agosto de 2013

El productor de Lanata, Gabriel Levinas, a juicio oral por robar obras de León Ferrari

La causa entre el artista, quien murió sin saber el destino de sus obras, y el marchand y periodista del programa de Canal 13 Gabriel Levinas llega a juicio oral. Tuvo en su poder los trabajos y los vendió, pero nunca entregó el dinero.
 
Gabriel Levinas y León Ferrari
En 2008, el marchand, periodista y productor del programa Periodismo para Todos, Gabriel Levinas, recibió del artista León Ferrari 15 obras en carácter de “préstamo” para exhibirlas y venderlas. En ese momento, los unía la confianza. Hoy, sólo una causa judicial.
 
La realidad es que el artista murió en julio pasado sin saber a ciencia cierta el destino de varias de sus obras, cuya exhibición en una sala de exposiciones de Francia había encargado a Levinas, el mismo periodista que entrevistó a Mario Codarín, un supuesto testaferro del dirigente piquetero Luis D’Elía.
 
Las 15 obras -13 dibujos y dos collages- fueron entregadas el 21 de abril de 2008 para su exposición y eventual venta en la Galerie Brun Léglise, de París. Entre 2009 y 2010, según registros de una causa penal que tramita ante el juzgado de instrucción número 38 de la Capital Federal, a cargo de la jueza Wilma López, reingresaron al país 12 de aquellas obras. Y de ellas, sólo cuatro le fueron devueltas a Ferrari.
 
Según argumentó Levinas al declarar en dos oportunidades en la causa, un comprador de Uruguay se había interesado en las obras, pero murió antes de completar el pago. Al día de hoy no aparecieron ni las obras, ni el dinero.
 
¿Cómo se justificó Levinas? Según reconoció en el expediente judicial, no le entregó el dinero porque debió utilizarlo para atender los gastos que demandó su grave estado de salud. Sin embargo, esa circunstancia de vida, según la Justicia, “no resulta suficiente para disminuir su responsabilidad penal”.
 
Los jueces de la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de la Capital Federal también señalaron que existe una "diferencia sustancial" entre el valor de las obras y el costo de un tratamiento médico.
 
Según documentación a la que accedió Infojus Noticias, Levinas admitió ante la Justicia que tuvo en su poder las obras, que las llevó a exponer y vender a una galería parisina, que efectivamente consiguió venderlas (a un coleccionista identificado como Roberto Brumberg) pero al momento de rendir cuentas “atravesó un estado crítico de salud que tuvo para él enormes implicancias personales y profesionales, entre ellas de tipo económicas”.
 
Entonces, según dijeron sus propios abogados, “debió afrontar cuantiosos gastos para poder sobrevivir, y como no tenía dinero propio que en tal sentido le alcanzara para ello, debió disponer del que había obtenido por la venta de ciertas obras de arte (de Ferrari y de otros artistas), de lo que claramente, como lo ha manifestado, está avergonzado”. Según la evaluación judicial, el perjuicio que sufrió Ferrari por la particular circunstancia que atravesó Levinas trepa a 144.199 dólares.
 
El estado de salud de Levinas “le impidió entregar a los artistas que en él habían confiado el dinero correspondiente a sus obras en forma inmediata a sus ventas, pues debió privilegiar su vida por sobre el dinero de sus mandantes. Mas ello no lo hizo con ánimo de fraude, tal como se los explicó a cada uno de ellos en el momento oportuno, habiendo aquellos comprendido perfectamente su angustiosa situación… salvo su viejo amigo (casi su segundo padre) y aquí querellante, León Ferrari Pardo”, sostiene el escrito de la defensa.
 
“Se encuentra suficientemente acreditado en autos el abuso de confianza que habría cometido Levinas. La circunstancia alegada por la defensa, relativa a la repentina intervención quirúrgica por la que debió atravesar el imputado, no logra rebatir las probanzas reseñadas por la jueza de primera instancia, ni resulta suficiente para disminuir su responsabilidad penal”, sostuvieron los camaristas Jorge Rimondi y Luis Bunge Campos al confirmar el procesamiento contra el galerista.
 
En esa decisión influyó un dato significativo: “existiría una diferencia sustancial de montos entre el valor de las obras y los costos médicos” y, por otra parte, “no se ha rendido cuenta documentada del manejo de los intereses pecuniarios ajenos que le habría sido encomendado a Levinas”.
 
Esta semana, la jueza de instrucción Wilma López podría resolver una serie de nulidades planteadas por la defensa de Levinas y, una vez sorteado ese paso, la causa quedará en condiciones de pasar a juicio oral y público por un delito que, según el Código Penal, es reprimido con penas de entre un mes y seis años de cárcel.
 
La respuesta de Levinas
 
A través de su cuenta de la red Twitter, Gabriel Levinas ofreció su versión de los hechos: "Ante la difusión de un pleito en la justicia que aun no está resuelto con los representantes del artista León Ferrari , quiero dar a conocer mi versión de lo hechos ante este desafortunado asunto que está siendo utilizado políticamente y de manera falaz.
 
Conocí a León, su esposa Alicia y sus tres hijos, Pablo, Marialí y Ariel hace mas de 50 años en Punta del Este. Pasé muchos fines de semana desde allí en mas en la casa de León en Castelar.
 
Si bien todos ellos fueron parte mi infancia y adolescencia, por razones de la edad mi amigo fue Ariel, asesinado por la dictadura militar. Muchos años después cuando regresó de su exilio, en distintas oportunidades hicimos cosas con León, sobre todo en épocas donde la venta de su obra era muy difícil . También lo acompañé en algunas de sus iniciativas políticas.
 
En 2008 Ferrari me dio para su venta varias obras que fueron efectivamente vendidas y otras devueltas.
 
Cuando León se encontraba ya muy limitado por razones de salud, sus abogados realizaron una falsa denuncia por retención indebida que prosperó por razones políticas y de ningún modo por los elementos q obran en la causa ni lo sucedido en la realidad. Las diferencias que sí existieron, debieron ser resueltas en corte civil.
 
Para ello la jueza Wilma López y los camaristas Bunge Campos (nombrado por el Gobierno Presidente del Consejo de la Magistratura) y Jorge Luis Rimondi, no citaron a ninguno de los testigos propuestos por mi y no consideraron dos declaraciones juradas de Ferrari ante la aduana y la secretaría de cultura donde expresamente indica que esas obras se me entregaron para ser vendidas, con lo que la figura de retención indebida carece de sustento.
 
Esto es negarme mi legítimo derecho a la defensa.
 
Le delito de retención indebida se configura cuando uno, depositario de un bien no lo reintegra o le da un fin distinto al que le fue encomendado.
 
En este caso se me imputa haber vendido obras que no tenía derecho a vender, que me fueron entregadas en préstamo. Existen dos declaraciones juradas firmadas por León Ferrari que demuestran la falsa imputación
 
Lamento que León no esté mas entre nosotros y siempre lo recordaré como el gran artista que fue y como una de las mejores y mas bondadosas personas que tuve el honor de conocer".

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