lunes, 12 de enero de 2015

Líderes mundiales, familiares de las víctimas y más de un millón de franceses marcharon en París en repudio al atentando contra Charlie Hebdo

Una marea humana inundó ayer la Plaza de la República y decenas de calles adyacentes en París para repudiar el atentado del miércoles pasado contra el semanario francés Charlie Hebdo y la serie de ataques de los días posteriores, encabezada por dirigentes de más de 50 países y los familiares de las víctimas.



A dos horas del comienzo de la marcha de unidad nacional francesa, entre 1,3 y un millón y medio de personas ya habían salido a las calles de París, mientras que otras 600.000 se manifestaban en otras ciudades del país en repudio al atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo, según organizadores, citados por medios locales.

En tanto, el Ministerio del Interior francés anunció que la marcha en París "no tiene precedentes" y advirtió que contar el número de personas en las calles "es imposible".

A diferencia de los primeros días posteriores al atentado cuando el clima era sombrío, esta vez la multitud que tomó el centro de la capital francesa lo hizo cantando la Marsellesa, al grito de "Charlie, Charlie" y "libertad de expresión" y con breves raptos de aplausos que contagiaban incluso a los más serios y parcos.

La ciudad se vistió para la ocasión. Todos los carteles de publicidad quitaron su contenido habitual y pusieron la leyenda que ya marcó este momento histórico, "Soy Charlie", y listas con los nombres de las 17 víctimas que dejó la ola de violencia iniciada por dos hombres, sindicados por las autoridades francesas como islamistas radicalizados, contra el semanario Charlie Hebdo.

Desde las ventanas y los balcones de los edificios de los grandes bulevares que desembocan en la Plaza de la República, la multitud era vigilada por francotiradores de la policía y seguida por innumerables cámaras de televisión de medios de todo el mundo.

Muchas ventanas también estaban decoradas con listones negros y las velas, cuya llama se había extinguido desde temprano por el duro frío del invierno parisino.

En la calle, la manifestación tuvo varias cabeceras. Primero caminaron los familiares de las 17 víctimas, entre ellas los principales caricaturistas y el director del semanario Charlie Hebdo. Un poco más atrás, iba la columna encabezada por los líderes políticos de Francia y de gran parte del mundo.

En la primera línea, con los brazos enganchados, avanzaron durante varias cuadras el presidente anfitrión, Francois Hollande, la canciller de Alemania, Angela Merkel, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el presidente de Palestina, Mahmud Abbas, el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, y los primeros ministros británico, David Cameron, e italiano, Matteo Renzi.


Los mandatarios comenzaron a marchar desde la Plaza de Chemin Vert, un punto intermedio entre la Plaza de la República y la Plaza de la Bastilla.

Por otras arterias avanzaban, en tanto, las organizaciones sociales y de derechos humanos y los sindicatos más importantes del país.

Excepto por estas columnas, fuertemente resguardadas por la policía, el resto de la multitud que salió a marchar en París no podía avanzar ni retroceder. La cantidad de gente era tal que ya no había espacio libre alrededor de la Plaza de la República.

Entre los manifestantes había buen ánimo, la gente se miraba, se sonría, se hacían comentarios sobre los carteles que levanta y todo el tiempo se arengaban los unos a los otros para gritar el nombre del semanario atacado o reiterar a viva voz su defensa inclaudicable a la libertad de expresión.

Entre la gente se veian muchas banderas de Francia, pero también de otros países europeos y carteles que recuerdan otros conflictos y masacres, como la desaparición el año pasado de 43 estudiantes en México o los constantes ataques y secuestros masivos de la milicia islamista extremista de Nigeria, Boko Haram.

A diferencia de las primeras marchas que tomaron París después del atentado contra Charlie Hebdo, esta vez la multitud era más multicultural y multirreligiosa. Los musulmanes se mezclan con los judíos ortodoxos y miembros de la élite política francesa se cruzan con referentes de la cultura -como el director de cine grecofrancés, Costa Gavras- y habitantes de los suburbios más pobres de la capital francesa.

El sábado ya habían salido a marchar unas 700.000 personas en toda Francia. Pero la sensación ayer en las calles francesas es que se estaba viviendo un día que quedará en la historia de su país.

Unas mil personas se reunieron en la embajada francesa en Buenos Aires

Unas mil personas se manifestaron ayer al mediodía frente a la embajada de Francia en la ciudad de Buenos Aires para repudiar el atentado en la revista Charlie Hebdo y los ataques a civiles y policías en París, que causó 17 víctimas fatales, y sumarse así a la denominada “Marcha Republicana” que se llevó a cabo simultáneamente en la capital gala y en otras ciudades del mundo.

Se trató de la segunda marcha realizada en Buenos Aires ante la sede diplomática, ubicada en al calle Cerrito 1399, donde el miércoles pasado un grupo de residentes franceses en la Argentina se autoconvocó espontáneamente.

Con carteles en español y francés, los manifestantes que se expresaron sin banderías políticas condenaron el terrorismo y coincidieron en que “ninguna religión acepta la muerte”.

El embajador francés en la Argentina, Jean Michele Casa, salió hasta la puerta de la embajada para agradecer las muestras de solidaridad y, en ese marco, destacó la unidad mundial “contra estos locos que son una minoría, que no representan a nadie, y sobre todo que no representan a un dios, y en el nombre del cual intentan expresarse”.

“Es muy importante permitir a Charlie Hedbo continuar su publicación, ya que hay voluntad de la redacción de seguir, y también porque habrá apoyo financiero del gobierno”, señaló.

Sobre la marcha que en ese  momento se realizaba en Paris, Casa resaltó que “es una multitud que está siendo acompañada por los principales jefes de Estado de Europa y de varios países musulmanes de África”.

“De todos modos, en Buenos Aires, en París y en el mundo estamos pensando en todas las víctimas y saludándola", finalizó el diplomático.

Por su parte, el presidente de la DAIA, Julio Schlosser, dijo que “no existe ninguna religión que ampare ni que hable de matar civiles inocentes” y agregó que “por eso, estamos acá para decir no al terrorismo, no a la discriminación y no a la ignorancia de los principios fundamentales de la vida humana”.

“Los que vivimos en este país queremos trabajar en paz  con todas las comunidades y poder circular tranquilos por nuestras calles sin pensar que si entramos a un supermercado vamos a encontrar la muerte”, subrayó.

En tanto, el titular de la Red Solidaria, Juan Carr, se hizo presente hoy para expresar su respaldo a las víctimas del atentado y señalar que “sólo estoy acá para manifestar mi dolor y estar, aunque sea a los lejos, acompañando a las víctimas y a sus familiares”.

Elisa, una residente francesa en nuestro país, dijo que “una de las razones por las que hace cuatro meses vivo en Argentina es que en Francia tenemos miedo, porque allá se vive en tensión permanente entre las distintas comunidades religiosas”.

Durante la concentración, las personas convocadas cantaron en varias oportunidades los himnos nacionales de la Argentina y de Francia y realizaron un minuto de silencio por las víctimas del atentado.

Los manifestantes se expresaron sin llevar carteles de partidos políticos, portando en cambio pancartas escritas a mano que mostraban su solidaridad con la sociedad francesa, tal como “Tous unis” o “Buenos Aires est Charlie”, entre otros.

Entre los políticos que se dieron cita ayer frente a la embajada francesa, se destacaron los diputados Ricardo Alfonsín y Patricia Bullrich Luro Pueyrredón y el senador Ernesto Sanz.

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