sábado, 9 de noviembre de 2013

Escasa convocatoria de caceroludos para protestar contra el Gobierno

La anunciada marcha convocada para esta noche tuvo una escasa participación, tanto en la zona del Obelisco porteño como en algunas plazas del interior del país, a pesar de que no llovió y de que se conmemoraba el aniversario de la protesta de 2012 contra el gobierno nacional.
 
A un año del 8N, la manifestación contó con una adhesión muy inferior a otras marchas realizadas bajo la misma temática y desde la agrupación macrista La Solano Lima culparon por la poca convocatoria al accionar de “los blogueros Luciano Bugallo y Yamil Santoro, entre otros, que fueron candidatos y como sacaron pocos votos (en las recientes elecciones), se borraron”.
 
La marcha, convocada por sectores vinculados con el peronismo PRO como La Solano Lima, que lidera el diputado Cristian Ritondo; el espacio que lidera Elisa Carrió; y algunos blogueros vinculados a la Suciedad Rural Argentina; fue considera por sus organizadores como “un fracaso”, pero intentaron culpar a las condiciones climáticas.
 
Otros caceroludos apuntaron contra los medios de comunicación opositores que “ya hicieron sus negocios con los candidatos que triunfaron en las elecciones y ahora no difunden estas protestas”.
 
Con algunas banderas argentinas y varios carteles, algunas decenas de manifestantes expresaron sus diferencias con las políticas del gobierno nacional y se sacaron fotos con las pocas figuras que participaron de la marcha, entre ellos, el periodista de TN -Grupo Clarín- Guillermo Lobo.
 
El conmovedor mensaje de los caceroludos
Por Twitter, la escasa participación del 8N generó controversia entre los principales organizadores por las redes sociales y cruzaron acusaciones por el fracaso de la protesta que tenía un doble componente: uno festivo y otro en defensa de los intereses del Grupo Clarín tras el fallo de la Corte Suprema a favor de la Ley de Medios.
 
El nuevo 8N no contó con el apoyo de políticos opositores de forma explícita y los administradores de páginas de Facebook consideraron, tras varias discusiones, que “no tenía mucho sentido haber hecho una movilización a favor del Poder Judicial en abril y salir a protestar contra la Corte Suprema en noviembre”.
 
El temor de algunos de los organizadores se hizo realidad ya que la marcha tuvo una escasa convocatoria y fue considerada un “fracaso”, por lo cual lo que se esperaba que sea una fiesta terminó con claras muestras de disgusto y división entre los propios caceroludos.

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