EL PRONUNCIAMIENTO DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE LA UBA SE DA EN EL MARCO DEL CONFLICTO DESATADO ANTE LA DECISIÓN DE LAS AUTORIDADES PORTEÑAS DE AVANZAR CON UNA REFORMA EDUCATIVA SIN EL CONSENSO DE DOCENTES, PADRES Y ALUMNOS, Y POR EL CUAL PERMANECEN TOMADOS UNOS TREINTA COLEGIOS SECUNDARIOS.

El pronunciamiento de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA se da en el marco del conflicto desatado ante la decisión de las autoridades porteñas de avanzar con una reforma educativa sin el consenso de docentes, padres y alumnos, y por el cual permanecen tomados unos treinta colegios secundarios. La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, aceptó finalmente esta semana sentarse a conversar con los estudiantes que rechazan los cambios, pero el encuentro no redundó en la apertura de un diálogo.
A eso apuntó el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras al demandar que “se resguarde y garantice el derecho a participar y ser escuchados/as” de los alumnos. En esa línea, planteó que “previo a la implementación de cualquier tipo de reforma educativa se establezcan mesas de diálogo formales e institucionales que permitan la participación de los/las adolescentes”.
También advirtieron sobre la intención de criminalizar la protesta estudiantil y frente a eso demandaron que “se garantice el derecho a la privacidad” de los alumnos que participan de las protestas, “evitando que sus nombres queden plasmados en actas de cualquier tipo”.

Sobre la reforma en sí, los consejeros directivos de Filosofía y Letras señalaron que “cualquier transformación del sistema educativo requiere un estudio cuidadoso y un despliegue teórico político que anticipe cabalmente sus características y sustentabilidad, como asimismo de una consulta y debate con la comunidad educativa en su conjunto” y remarcaron que no fue ese el camino que tomaron los funcionarios de la ciudad. Por el contrario, consideraron “confusa” la información disponible y añadieron que “en sucesivas notas periodísticas las autoridades de la cartera educativa han ido cambiando las características de la transformación propuesta, sumiendo a la comunidad educativa en el desconcierto y el desasosiego”.
Además, definieron al emprendedurismo “como práctica aberrante que apunta a convertir a los sujetos en empresarios de sí mismos” y advirtieron sobre el riesgo de “precarización laboral y explotación” que conlleva “una temprana incorporación (de los estudiantes) a un sistema de pasantías sin garantizar condiciones de aprendizaje ni de seguridad apropiadas”.
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