El tema fue abordado en un clima casi informal en el pasillo de un avión, con decenas de periodistas que regresaban de la cobertura del histórico viaje del Papa a Tierra Santa.
"La Iglesia Católica tiene curas casados. Católicos griegos, católicos coptos...hay en el rito oriental", dijo el Papa, al ser consultado acerca de lo que piensa de la práctica del celibato de los sacerdotes en la Iglesia occidental.
En este sentido, consideró que "no se debate sobre un dogma, sino sobre una regla de vida que yo aprecio mucho y que es un don para la Iglesia".
"Al no ser un dogma de fe, siempre está la puerta abierta", afirmó el Papa, según consignó la agencia EFE.
El abordaje del tema surgió luego de que un grupo de 26 mujeres le enviaran una carta al pontífice, en la que le solicitaron una revisión de la disciplina del celibato, ya que vivieron o viven una relación sentimental con un sacerdote y querrían hacerlo sin ocultarse.
"Somos un grupo de mujeres que escribe para romper el muro del silencio y de la indiferencia con el que nos topamos cada día. Cada una de nosotras mantiene, ha mantenido o querría mantener una relación sentimental con un sacerdote", afirmaron esas mujeres en una carta que hasta ahora no había tenido respuesta pública del Vaticano.
"El servicio a Jesús y a la comunidad sería desempeñado con mayor fuerza por un sacerdote que conjuga su sacerdocio con la vida conyugal", agregaban.
No obstante, Francisco aseguró que la cuestión no está en la primera línea de sus preocupaciones porque es un asunto "secundario" del que no habló en su reciente viaje con el patriarca ortodoxo Bartolomé.
El celibato eclesiástico, es decir, la renuncia al matrimonio y la promesa de castidad, es obligatorio para los sacerdotes desde el II Concilio de Letrán, en 1139, pero no lo es en las iglesias católicas de rito oriental.
Hasta ahora el papa Francisco no se había pronunciado al respecto como pontífice, lo que hace más destacada la intervención hecha por Bergoglio.
Quien si se había mostrado tajante sobre el papel del celibato en la Iglesia romana fue su antecesor, el papa emérito Benedicto XVI.
Ratzinger, de quien se sabe que en su juventud tuvo dudas sobre esta disciplina, llegó a defender el "valor sagrado" del celibato, aunque reconoció que no se trataba de "un dogma".
Durante el vuelo de regreso a Roma, el papa se refirió además a la pedofilia que, subrayó, no merecerá ninguna tolerancia ni adjudicación de privilegios a los acusados a la hora de ser juzgados.
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