En la ceremonia, el arzobispo Mario Poli recordó palabras del papa Francisco llamando al "diálogo" y el "encuentro" y aseguró que "la identidad cultural de un pueblo es la mayor riqueza".
Tras la llegada de la Presidenta a la Catedral de Buenos Aires y luego del homenaje al general San Martín, el cardenal Poli encabezó el oficio religioso que este año lleva el título: "yo vivo y también ustedes vivirán", con palabras de Cristo en la última cena.
En su homilía, Poli utilizó palabras de Jorge Bergoglio de su último Tedeum antes de ser elegido Papa: "Somos invitados a refundarnos en el amor simple y profundo, esto lo decía (Bergoglio) en su último Tedeum", recordó el Arzobispo de Buenos Aires.
Poli afirmó que hoy, el papa "Francisco lleva al magisterio universal lo que tantas veces enseñó entre nosotros" y citó: "cuando los líderes de distintos sectores piden un consejo mi respuesta siempre es la misma: el único modo de que una persona, una sociedad, crezcan es la cultura del encuentro".
"O se apuesta por el diálogo, por la cultura del encuentro o todos perdemos", agregó el arzobispo, quien también recordó que desde el Cabildo Abierto de mayo de 2010 y el Congreso de Tucumán, hasta nuestros días, "los momentos de desencuentros se superaron con creatividad" y agregó que "de la concordia surgieron constituciones, códigos, salud y educación públicas, y su mayor riqueza: la identidad cultural de un pueblo". Por eso, insistió, "el diálogo es garantía de una vital salud para nuestra democracia".
Luego, convocó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a leer una "oración por la paz" en la que pidió, entre otras cosas, que "donde haya odio, pongamos amor; donde haya ofensas, pongamos perdón".
La oración completa decía textualmente: "Haz de nosotros instrumento de tu paz, donde haya odio, pongamos amor. Donde haya ofensas, pongamos perdón. Donde haya discordia, pongamos unión. Donde haya error, pongamos verdad. Donde haya duda, pongamos la fe. Donde haya angustia, pongamos esperanza. Donde haya tinieblas, pongamos luz. Donde haya tristeza, pongamos alegría".
"Maestro, que no busquemos tanto ser consolados, como consolar. Ser comprendidos, como comprender. Ser amados, como amar. Porque dando, se recibe. Perdonando, se es perdonado. Muriendo se resucita a la vida eterna. Amén".
La homilía continuó con oraciones, la entonación del Himno Nacional Argentino y la interpretación de la Misa Criolla, la obra de Ariel Ramírez, en la voz de Patricia Sosa.
Junto a la Presidenta, participaron del Tedeum el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, miembros del gabinete nacional, diputados y senadores y el jefe de Gobierno porteño, Mugrizio Macri y su gabinete de ministros.
Estuvieron presentes, también, los gobernadores Daniel Scioli (Buenos Aires) y Sergio Urribarri (Entre Ríos), entre otros; como asimismo el secretario general de la CGT, Antonio Caló, y su adjunto, Andrés Rodríguez, y los intendentes Fernando Espinoza (La Matanza), Mariano West (Moreno) y Francisco Gutiérrez (Quilmes); dirigentes sociales, empresarios, artistas, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y representantes religiosos de distintos cultos.
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