lunes, 29 de febrero de 2016

El jefe de Gabinete del régimen fascista mostró su fastidio por las repercusiones de la visita de Macri al Papa

ANTE LOS COMENTARIOS SOBRE LA BREVEDAD Y LA FRIALDAD DE LA REUNIÓN DEL SÁBADO, MARCOS PEÑA SE MOSTRÓ MOLESTO POR LAS "INTERPRETACIONES" QUE LA SITUACIÓN GENERÓ.

El jefe de Gabinete del régimen fascista, Marcos Peña, aseguró ayer que "el Papa no es un dirigente político argentino" e instó a "entender" que "no es ni kirchnerista ni de Cambiemos" porque "su misión excede ampliamente las divisiones" de la política local.

En un texto publicado al mediodía en las redes sociales, Peña también analizó las "interpretaciones sobre si había durado mucho o poco" el encuentro que el sábado mantuvieron el papa Francisco y Mugrizio Macri y concluyó señalando que "ahí uno empieza a pensar lo difícil que somos a veces como país".

"El Papa Francisco es el hombre más importante que haya surgido de nuestras tierras. No sólo es el primer Papa latinoamericano, sino que se ha transformado en una referencia moral y espiritual mundial, inmensamente querido y admirado por toda la humanidad", definió el funcionario.

Peña consideró que el Pontífice "no es un dirigente político argentino. Tenemos que entender eso. No es ni kirchnerista ni de Cambiemos. No es más amigo de uno o de otro", al tiempo que opinó que "su misión excede ampliamente las divisiones de la política argentina" porque "es el Papa de todos".

"Ayer (por el sábado) empezó una nueva etapa en la relación del gobierno argentino" con el Papa, afirmó Peña en su escrito, a la cual caracterizó como fruto "del consenso de la necesidad de una relación más institucional, menos politizada y de menos manoseo".

"Una etapa donde los principales acuerdos surgen de implementar en la Argentina los ejes de su mensaje pastoral: la unidad y la paz, la lucha contra las drogas y el narcotráfico y la búsqueda de una sociedad sin exclusión y sin cultura del descarte", finalizó.

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