lunes, 29 de julio de 2013

El Tigre que la campaña de Massa quiere esconder

El municipio tiene el mismo presupuesto per cápita que San Isidro, pero los peores indicadores sociales de la zona. La mortalidad infantil es más alta que el promedio de la provincia y cuenta con sólo dos inspectores para controlar la contaminación de 200 industrias.
 
 
El barrio de La Costilla está a sólo 25 cuadras del centro de Tigre, pero el progreso parece no haberse enterado. Allí no llegaron las bondades del modelo massista ni tampoco hubo "década ganada".
 
En La Costilla no hay red de agua potable, no hay red de gas, no hay cloacas, no hay nada. Tres canillas que abastecen a las 68 familias que viven en la barriada son el único elemento que atestigua la presencia del Estado en el lugar.
 
"La mejor forma de incluir es con la igualdad de oportunidades. Esto se genera cuando todos tienen el mismo espacio público y los mismos servicios", reflexionó el alcalde ribereño Sergio Massa después de inaugurar una red de gas en el barrio el Prado de Benavídez, en 2011.
 
A pesar de sus esfuerzos para comparar a Tigre con Miami o Disneylandia, la declamada "igualdad de oportunidades" no rige en ninguno de los 39 barrios o villas miseria que están desparramadas en los 147 kilómetros cuadrados continentales del municipio.
 
Y no es que en Tigre falte dinero. El presupuesto para 2013 rozará los $ 1600 millones, que, repartidos entre sus 376 mil habitantes, arroja un total del $ 4250 per cápita, según un estudio del Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular (GEENaP), una agrupación kirchnerista surgida al calor del conflicto de la Rosada con el campo en 2008.
 
En el vecino San Fernando, el presupuesto asciende a $ 3276 per cápita, mientras que San Isidro, el municipio más rico de la provincia, maneja cifras apenas superiores a Tigre: $ 4265 por persona. Y tienen mejores indicadores sociales que la patria adoptiva de Massa.
 
"La realidad de Tigre no escapa a lo que se ve en el resto del Conurbano, pero Massa quiere vender otra cosa", dice Federico Ugo, subsecretario bonaerense de Acción Cooperativa y cabeza de la lista de concejales del Frente para la Victoria en Tigre.
 
"Las cloacas tienen que ver con mejorar realmente la calidad de vida de la gente y no con sólo maquillarle la cara. Si uno no hace este tipo de obras, todo lo demás no sirve para nada", decía Massa el 3 de octubre del año pasado.
 
A pesar de asegurar en abril de 2008 que su "compromiso es que el gas, el agua, la electricidad y las cloacas lleguen por igual a todos los vecinos de Tigre", al ex jefe de Gabinete, en rigor, le tocó en suerte cortar las cintas inaugurales de obras iniciadas por su antecesor en la alcaldía ribereña, el vecinalista Ricardo Ubieto. Algunas de ellas tildadas precisamente de "cosméticas" en su momento. "Se ve mucha obra en los centros comerciales y circuitos turísticos, pero no de infraestructura en los barrios", advierte Ugo.
 
En el barrio Almirante Brown, más conocido como Villa Garrote, tampoco hay cloacas. Ubicado a cinco minutos del Palacio Municipal, alberga a 850 familias, las que, por sus propios medios, improvisaron una red cloacal que desemboca en el canal San Fernando, lindante con Garrote.
 
Ese cauce, como no podía ser de otra manera, es uno de los más contaminados de la zona. "Cuando sube la marea vuelven los excrementos", dice Graciela, mientras le pide a su hija que le cebe un mate. "Cuando llueve se tapan las cloacas y la mierda flota por los pasillos", se suma Lorena, que también vive en Garrote.
 

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