miércoles, 30 de abril de 2014

Imputaron al cuñado de Macri por esclavizar personas

El empresario Daniel Awada, cuñado del doblemente procesado jefe de Gobierno porteño, Mugrizio Macri, fue imputado junto con otros cinco propietarios textiles, por "reducción a la servidumbre de costureros bolivianos con documentación irregular".

En la causa instruye la jueza María Dolores Fontbona de Pombo, titular del Juzgado de Instrucción Nº 45 contra el empresario Daniel Awada, cuñado del doblemente procesado jefe de Gobierno porteño, Mugrizio Macri,  junto con otros cinco propietarios textiles, por "reducción a la servidumbre de costureros bolivianos con documentación irregular".

La información fue provista anoche por la Fundación La Alameda actualmente presidida por el docente y actual legislador porteño de la coalición UNEN Gustavo Vera. 

Según detallaron en un comunicado, la magistrada hizo lugar a un pedido del fiscal de primera instancia Andrés Madrea, que "realizó la investigación tras derivarse la causa desde el fuero federal donde habían radicado la denuncia en 2007, el gobierno de la Ciudad y la Defensoría del Pueblo porteña en conjunto con La Alameda".

Los imputados son "Daniel Awada (presidente), cuñado de Macri, y Patricia Norma Fraccione (vicepresidente) de la sociedad Cheek SA cuyas marcas de fantasía son Como Quieras que te Quiera y Cheeky y/o Cheeky Child SRL; Aníbal Marcelo Terra (presidente), y Ingrid Georgina Kern Dornfeld (vicepresidente) de la sociedad Kowsef SA cuya marca es Kosiuko; y Sergio Jaime Said (presidente) y Victoria Papu de Said (vicepresidente) de la sociedad Mazalosa SA cuya marca es Portsaid".

Las instalaciones, donde encerraban bajo llave a los costureros en piezas de extrema precariedad, funcionaban en las calles Eugenio Garzón 5611 y el otro en Pola 1995/1997. 

Cuando la división de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal fue al lugar, descubrió siete costureros en condiciones irregulares y ocho regulares que vivían y trabajaban sin condiciones de higiene, seguridad y hasta desconocían cuánto era el monto de su salario. Ellos cobraban por prendas. Y hasta menores trabajaban. 

Entre las pruebas recolectadas por la Federal y Gendarmería Nacional otra de las pruebas que conecta a Cheeky con el taller esclavista, es la computadora, donde fue detectado un documento con un molde de confección de una prenda de vestir de esa marca. 

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