viernes, 1 de abril de 2016

Masivo apoyo a Dilma contra el intento de golpe disfrazado de juicio político

EL PALACIO PRESIDENCIAL DEL PLANALTO FUE COLMADO POR CIENTÍFICOS, ARTISTAS E INTELECTUALES QUE DEMOSTRARON SU APOYO CONTRA EL POSIBLE IMPEACHMENT A ROUSSEFF.


Al cumplirse 52 años del golpe militar que instaló la última dictadura en Brasil, miles de brasileños salieron a las calles para protestar contra el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, quien sostuvo que es víctima de un "nuevo tipo de golpe" de estado, diferente de los del siglo XX, y alertó sobre el "fascismo" generado por sectores que promueven el odio en la sociedad para dividir al país.

En tanto, dirigentes de la oposición anunciaron que consiguieron los 342 votos necesarios para aprobar en la Cámara de Diputados, a mediados de abril, el juicio político a la mandataria por supuestas infracciones a la Ley de Responsabilidad Fiscal.

A la vez, dentro del gobierno se trabajaba contra reloj, incluso con el liderazgo del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, para articular una nueva coalición en Diputados para atraer aliados y alejar los votos a favor de la destitución, tras la salida de la alianza gobernante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente Michel Temer.

"En el pasado al golpe lo llamaron revolución y hoy intentan dar color democrático al golpe; para cada momento histórico el golpe asume una cara; en los procesos que vivió América latina en los años 60, 70 y 80, la forma tradicional del golpe era la intervención militar; ahora se usa ocultar el golpe a través de procesos aparentemente democráticos; se usa un pedazo de la democracia, no se usa toda", sostuvo la jefa del Estado en su discurso.

La mandataria cargó por primera vez contra el motivo de su juicio político, las llamadas "pedaleadas fiscales", coberturas del presupuesto con préstamos de los bancos públicos, al apuntar que todos sus antecesores incurrieron en el mismo mecanismo que ahora se transforman, según la acusación, en "crimen de responsabilidad".

"Mi impeachment (juicio político) significa que todos los gobiernos anteriores deberían sufrir juicio político también, porque todos, sin excepción, practicaron las pedaleadas", insistió Dilma, quien dijo que existe en la sociedad un "triste" sentimiento de odio y narró el caso de un pediatra del estado Río Grande do Sul que supuestamente se negó, por motivos ideológicos, a atender a la hija de una ex funcionaria del Partido de los Trabajadores (PT) gobernante.

"Por eso tenemos que luchar para volver a crecer y a crear una sociedad de clima de unión; es muy triste cuando un médico se niega a tratar un niño porque los padres integran el PT; este país nunca tuvo este lado fascista", enfatizó.


La mandataria fue respaldada por miles de manifestantes en Brasilia, San Pablo, Río de Janeiro y otras capitales estaduales bajo la consigna "No habrá golpe", en marchas convocadas por sindicatos, movimientos sociales y partidos de izquierda, tanto del oficialismo como de la oposición. "No habrá golpe, habrá Lula", era el cántico de los manifestantes en Brasilia, liderados por el Movimiento Sin Tierra (MST).

Uno de los blancos de las manifestaciones fue Temer, quien negó que se encontrara negociando cargos por si debe asumir el gobierno debido a la destitución de Rousseff. Lo hizo tras almorzar en San Pablo con 40 empresarios que respaldan el alejamiento de la presidenta y el programa para esa eventual gestión de Temer, titulado "Un puente para el futuro" y que postula un ajuste de los recursos asignados a programas sociales.

En Rio de Janeiro, sorprendió la participación, como orador "para defender la democracia", del cantautor Chico Buarque, histórico militante del PT.

Asimismo, en un mensaje distribuido a los manifestantes por las redes sociales, Lula afirmó que "no se arregla un país caminando marcha atrás".

"El pueblo brasileño no cierra los ojos a los problemas y a lo que necesita ser corregido, pero todo Brasil sabe que no hay solución fuera de la democracia, que no hay poder legítimo si no es mediante el voto popular", agregó.

La movilización fue el corolario de una jornada en la cual se cumplió la sexta sesión de la comisión de juicio político de la Cámara de Diputados, en la que el ministro de Economía, Nelson Barbosa, objetó la acusación de violación a la Ley de Responsabilidad Fiscal, al afirmar que las maniobras estaban dentro de la legislación.

"Desde el punto de vista legal no hay base para este juicio político porque los decretos de movimientos financieros fueron realizados dentro de los límites del propio presupuesto", argumentó Barbosa.

En ese marco, la disputa voto a voto entre gobierno y oposición avanzaba mientras se acortan los tiempos en el Congreso, donde el opositor titular de Diputados, el procesado por corrupción Eduardo Cunha, repudió que el gobierno se encuentre ofreciendo cargos a partidos a cambio de votar contra el impeachment.


El diputado Mendonça Filho, del opositor Demócratas, anunció que, según sus cálculos, los partidarios del juicio político lograron reunir más votos que los 342 requeridos.

En el oficialismo, el discurso era parecido. "El que arroja números está mintiendo; estamos viendo cómo gente que estaba a favor del impeachment está mirando ahora con desconfianza esta situación de golpe", dijo el diputado Henrique Fontana, del PT.

Mientras tanto, el Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema) decidió por mayoría de sus miembros recibir la causa sobre Lula que llevaba adelante el juez federal de primera instancia Sérgio Moro, cuestionado por el oficialismo por haber divulgado el audio de una conversación entre el ex mandatario y Rousseff.

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