Hace hoy 30 años la ciudadanía argentina volvía a ejercer el derecho a voto para elegir, en comicios generales, autoridades nacionales, provinciales y municipales.
La jornada comicial tuvo fervor cívico y un elevado porcentaje de votantes en todo el país. La elección estuvo polarizada entre el radicalismo, que proponía la fórmula presidencial Raúl Alfonsín y Víctor Martínez; y el justicialismo que, a través del binomio Ítalo Luder y Deolindo Bittel, era considerado favorito para ganar.
Pero en la madrugada del 31 de octubre, cuando la tendencia del escrutinio era irreversible (52% a favor de Alfonsín, 40% de Luder sobre casi 15 millones de sufragios), la sorpresa dio paso a la euforia de los radicales, que salieron a festejar en la mayoría de las plazas del país. En paralelo, comenzaba un cisma en el peronismo.
Desde fines de 1982, una vez abierto el proceso de transición a la democracia bajo la presidencia de facto del general Reynaldo Bignone, Alfonsín se convirtió en presidente de la Unión Cívica Radical al imponerse el Movimiento de Renovación y Cambio en las elecciones internas partidarias y poco después fue nominado candidato a presidente de la Nación y llevó como compañero de fórmula a Víctor H. Martínez.
La campaña electoral de Alfonsín se caracterizó por renovar los canales de la comunicación política en Argentina. Ocho meses antes de la elección, contrató al publicista David Ratto para dirigir su campaña.
Por entonces los partidos políticos argentinos solían restar importancia a la publicidad como método para lograr adhesión electoral y solía ser realizada por los propios dirigentes políticos.
El equipo publicitario decidió personalizar la campaña, centrándola en la imagen del candidato y destacando sus cualidades naturales. Varios lemas tuvieron impacto masivo, como la frase “Ahora Alfonsín”, o la imagen de un escudo con los colores de la bandera argentina y las iniciales "RA", correspondientes tanto a Raúl Alfonsín como a República Argentina.
También fue importante el “saludo de Alfonsín”, con la forma de un “abrazo a la distancia”, que surgió del gesto que el propio Alfonsín tuvo en un acto en el Luna Park el 7 de diciembre de 1982.
No son pocos los que aseguran que el favoritismo que tenía el Partido Justicialista se desvaneció pocos días antes de los comicios, cuando en el acto de cierre de campaña, en la Avda. 9 de Julio, Herminio Iglesias quemó un cajón fúnebre pintado con los colores rojo y blanco representativos del radicalismo.
Pero más allá del resultado, ganamos todos los argentinos. La sola realización de las elecciones -primer paso del retorno de la democracia- se transformaba en un hecho histórico y, fundamentalmente, en un triunfo de todos; especialmente de aquellos que en los años de oscuridad de la dictadura -incluidos los pibes que murieron en la absurda guerra de Malvinas- dieron su vida para que el sol de la democracia volviera a brillar en nuestra patria.
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