EL CANDIDATO DE MACRI PARA INTEGRAR LA CORTE SUPREMA ES CRITICADO POR SUS VÍNCULOS CON GRANDES EMPRESAS. LA PRESIÓN FEMENINA.
Los senadores del Frente para la Victoria estudian por estas horas la posibilidad de rechazar el pliego de Carlos Rosenkrantz para la Corte Suprema y proponer en su lugar a una mujer, para de ese modo cumplir con el cupo exigido por organizaciones feministas, lideradas por la concejal Marcela Durrieu, suegra del vende humo líder del Frente Rejuntador, Sergio Massa.
Cada vez son más las senadoras mujeres que se plegaron a ese reclamo y complicaron la negociación por las dos vacantes de la Corte porque, al ser necesarios dos tercios de los votos, con sólo 25 firmas de la cámara alta Macri deberá atender el reclamo de género.
En ese escenario -si llegara a producirse- no tendrá otra opción que resignar a uno de sus candidatos y proponer una mujer. Y el núcleo duro del bloque FPV no duda en elegir a Horacio Rosatti y desechar a Rosenkrantz, quien recién tendrá su audiencia pública el próximo jueves.
“Vamos a tenerlo no menos de 10 horas”, anticiparon ese sector, que domina la Comisión de Acuerdos a gusto y, no por casualidad, decidió que las audiencias de los candidatos a la Corte sean en días diferentes.
La principal resistencia sobre Rosenkrantz es que su estudio jurídico, que comparte con Gabriel Bouzat, tiene como cilientes al Grupo Clarín y a Cablevisión entre otras empresas de primera línea.
Sus otros clientes son el pasquín oficialista La Nazión, el Grupo De Narváez, Carbap y Mac Donaldal’s. Pero ninguno tan importante como el Grupo Clarín, para quien hizo lobby a través de la Asociación para la Defensa de la Competencia.
Los kirchnerista duros no necesitan más datos para rechazar el pliego, pero al resto del FPV, menos nostálgico de las guerras de Néstor y Cristina con el grupo que conduce Héctor Magnetto, le hacen ruido el tenor de las impugnaciones que recibió Rosenkrantz.
La más dura es del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, que le cuestiona haber sido apoderado de Farmacity, donde entabló una amistad nada menos que con Mario Quintana, actual vicejefe de Gabinete del régimen fascista y ex presidente de esa empresa.
“La mayor preocupación es la incompatibilidad que existe entre postular como miembro de la Corte Suprema a un abogado que hasta hace pocos meses actuó como patrocinador, en causas aún abiertas, de una de las empresas cuyo CEO era un actual funcionario del Gobierno nacional”, sostuvo María Isabel Reinoso, presidenta del colegio de Farmacéuticos.
Hay más. La agrupación Justicia Legítima denunció a Rosenkrantz por negar “jerarquía del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y los fallos de la CIDH y la Corte Suprema de Justicia de la Nación, lo que hace que su candidatura no sea coherente con una política de estado que impulse los procesos de Memoria, Verdad y Justicia".
Otra organización que lo cuestiona es el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS9, presidido por Horacio Verbitsky. Además de achacarle aceptar ser nombrado por decreto (impugnación que abarca a Rosatti y comparte con muchas ONGs), le cuestionan "una postura restrictiva respecto de los efectos de la aplicación del derecho internacional de los derechos humanos por parte de los tribunales nacionales".
Según el CELS, en una publicación de su autoría "Rosenkrantz critica el uso de derecho o decisiones judiciales extranjeras para sustentar o justificar las sentencias nacionales" e "indica expresamente" que ese concepto "abarca el Derecho Internacional de los Derechos Humanos".
El problema de Rosenkrantz es que, por si fuera poco, está muy solo. No hay funcionarios haciendo lobby por él y los empresarios que defendió no quieren poner la cara en el Senado, donde su futuro se oscurece día a día.
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