El Sumo Pontífice y el presidente de Estados Unidos mantuvieron su primer encuentro en el Vaticano, el que hablaron sobre la actualidad internacional, la reforma migratoria, trata de personas y la defensa de la vida.
"Es maravilloso encontrarme con usted. Es un gran honor para mí. Soy un gran admirador suyo. Gracias por haberme recibido", le dijo Obama al papa argentino, al comienzo del encuentro "cara a cara" entre ambos líderes mundiales que se extendió durante 50 minutos.
En el encuentro "cordial", según lo definió la Santa Sede, Francisco y Obama mantuvieron un "intercambio de visiones" sobre la actualidad internacional y se auspició "para las áreas en conflicto el respeto al derecho humanitario".
También hablaron del "respeto al derecho internacional y una solución negociada entre las partes involucradas", así como "el ejercicio de los derechos a la libertad religiosa, a la vida y a la objeción de conciencia, así como el tema de la reforma migratoria", según indicó un comunicado de la sala de prensa vaticana. Asimismo, ambos líderes expresaron el "común empeño para la erradicación de la trata de seres humanos en el mundo".
Con la sola presencia de los dos traductores oficiales y tras los saludos y la entrega de regalos protocolares, Obama y Francisco se dieron un largo apretón de manos, aunque el papa argentino siempre mantuvo un semblante serio.
La reunión comenzó a las 10.30 (6.30 de Argentina), cuando Francisco recibió al mandatario en la Sala del Tronetto, anexa a la biblioteca, en el Palacio Apostólico y se prolongó durante 50 minutos, mucho más de la media hora habitual que el pontífice dedica a los mandatarios que lo visitan.
"Una de las cualidades que más admiro del Santo Padre es el coraje de hablar sin pelos en la lengua sobre los mayores desafíos económicos y sociales de nuestro tiempo. Esto no significa que estamos de acuerdo sobre todos los temas, pero estoy convencido que la del Papa es una voz que todo el mundo debe escuchar", había expresado Obama horas antes del encuentro, en una entrevista publicada por el Corriere della Sera.
"Rece por mí y por mi familia. Están conmigo en este camino", le dijo el presidente de Estados Unidos al despedirse de Francisco.
También hubo lugar para las bromas, como cuando Obama le dijo que probablemente era una de las únicas personas en el mundo que debía sufrir "más protocolo" que él, lo que hizo reír a Jorge Bergoglio.
Obama también le recordó que en la visita años atrás al Vaticano -cuando el papa era Benedicto XVI- estuvo acompañado por su esposa Michelle y sus hijas, que esta vez no vinieron, y le pidió a Francisco rezar por ellas, que -según comentó- "deben soportarme".
Al recibir de regalo la exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" de manos del Papa, el mandatario expresó que "probablemente leeré este libro en el salón oval (de la Casa Blanca), y estoy seguro que me dará fuerza y me calmará".
Por su parte, Obama le regaló una caja de cuero con semillas de frutas y verduras, que provienen de la huerta de la Casa Blanca, y le explicó que "una parte de las semillas es para usted, otra será donada como obra de caridad en honor de su Santidad".
"Si tiene la oportunidad de venir a la Casa Blanca, podría visitar el jardín", le sugirió, a lo que el pontífice -en español- respondió: "Cómo no".
Mientras transcurría a reunión a solas, la amplia delegación estadounidense, en la que figura el secretario de Estado, John Kerry, -confeso católico-, estuvo acompañada por el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Ganswein, y fue posteriormente invitada a entrar en la biblioteca para la entrega de regalos y los saludos.
Además de su primera exhortación apostólica -que Francisco regala a todos los mandatarios que lo visitan- también le entregó a Obama un medallón artístico que representa al "Angel de la Paz", como el mismo Papa explicó al jefe de la Casa Blanca.
También Francisco entregó a Obama una colección de monedas de su pontificado, que se cayeron cuando eran mostradas al presidente de Estados Unidos, lo que provocó la risa de ambos.
Tras su visita al Vaticano, la agenda de Obama incluyó un almuerzo con el jefe de Estado italiano, Giorgio Napolitano y una entrevista posterior con el presidente del Gobierno, Matteo Renzi.
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