domingo, 15 de mayo de 2016

En la ciudad de Buenos Aires y en el conurbano hay 50 entraderas cada día

EL BRUTAL ASALTO EN LA CASA DE RODRIGO ESPÍNDOLA, QUE TERMINÓ CON EL HOMICIDIO DEL FUTBOLISTA, PUSO OTRA VEZ EN ESCENA EL SOSTENIDO CRECIMIENTO DE UNA DE LAS MODALIDADES DELICTIVAS MÁS TEMIDAS POR LA POBLACIÓN.

El brutal crimen del futbolista Rodrigo Espíndola, cuando intentó cuidar a su familia y resistir un robo en su casa de la localidad bonaerense de Monte Grande, forma parte de una tan lamentable como alarmante situación de inseguridad, que tiene a las entraderas como una modalidad delictiva que está haciendo estragos, a un promedio de 50 hechos cada jornada en la ciudad de Buenos Aires y en el conurbano.

La situación con los hogares que resultan vulnerados por la violencia de la delincuencia es tan grave que los estudios estadísticos ya sostienen que de 2 de cada 10 familias sufrieron entraderas en el último año. En cada caso, alguien entre las víctimas del hecho resultó herido o directamente fallecido a causa de agresiones espeluznantes, tal como ocurrió con Espíndola, ultimado delante de su esposa y su hijo de un balazo en el tórax.

La modalidad de las "entraderas", como se define a los robos cometidos con utilización de armas y mucha violencia en el ingreso de la gente a sus hogares, representa uno de los mayores miedos de la población, porque no sólo se trata de los objetos de valor que las bandas logran captar en cada golpe, sino que aterroriza la posibilidad de que los delincuentes entren a las casas.

La estadísticas, aportadas por fuentes judiciales de Capital Federal y del conurbano, revelan que en los primeros cuatro meses y medio del año se registran unos 50 hechos de "entraderas" cada jornada.

También resulta relevante la información aportada por el Laboratorio de Investigaciones sobre Crimen, Instituciones y Políticas (LICIP), organismo dependiente de la Universidad Torcuato Di Tella, manifestando que en los últimos doce meses, el 37,9% de los hogares en 40 centros urbanos del país fue víctima de al menos un delito en los últimos 12 meses. Pero no es todo, porque el 20% de los hogares fue víctima de hechos con violencia, la característica que sobresale en cada entradera.

Acerca de la problemática, un jefe policial bonaerense explicó que "la entradera'es el tipo de delito que concentra la mayoría de los trabajos preventivos, pero la realidad es que se requiere de gran cantidad de efectivos en las calles, y en este punto es muy importante que la población denuncie al 911 cada situación, sea víctima o testigo, para mejorar la calidad y velocidad en la respuesta".

Una pesadilla que no se olvida

Lucrecia Martel, una vecina de Ramos Mejía, contó que su marido sufrió en febrero pasado una entradera con violencia, lo que significó un cambio radical en sus vidas. 

"Ya no somos los mismos. Porque a mi marido lo interceptaron cuando estaba entrando el auto, lo golpearon y se metieron en nuestra casa. Hubo amenazas de muerte, más golpes. Fue horrible. Al principio queríamos mudarnos, pero no hay lugar seguro", dijo la mujer.

El vocero policial consultado afirmó, en ese marco, que "aún cuando resulte complicado evitar una entradera, es muy importante que la persona que llega a su casa siga de largo si observa a personas extrañas o un vehículo sospechoso en las inmediaciones"

El cierre de un portón representa "el minuto fatal"

El abogado y especialista en seguridad Luis Vicat, autor del libro "Autopreservación Urbana", denomina "el minuto fatal" al tiempo que se demora en cerrar un portón cuando un vecino guarda su auto en la cochera de su vivienda.

"Ese es el momento de mayor desprotección ante los delincuentes. El mejor sistema para no estar tan expuesto es tener portones corredizos, que se cierra en forma lateral, porque a medida que se va cerrando se le va achicando la posibilidad de ingreso al delincuente, a la vez que nos brinda una protección cada vez mayor", indicó.

En cuanto al "modus operandi", Vicat dijo que "actualmente la mayoría de las víctimas de los robos por entraderas son elegidas al azar, cuando los ladrones ven la oportunidad al cruzar por una vivienda", aunque "hay bandas que trabajan con un vigía".

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