La oposición está atomizada y cuando atina a juntarse cae en pactos inconsistentes. Es el caso del peronismo ortodoxo que contiene al diputado empresario y al camionero cegetista, unidos por De la Chota.
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Desde siempre Francisco De Narcováez es conocido como un verdadero mercader de la política.
Lejos del trabajo de base y de fomentar la militancia barrial para la construcción política, lo suyo es la billetera para atraer punteros del conurbano y apelar a la teleaudiencias para penetrar en el electorado.
Así el empresario (por herencia familiar) no consiguió poco. Sus intervenciones de campaña junto a Marcelo Tinelli en 2009 le permitieron un triunfo en las elecciones legislativas de ese año. Obtuvo una banca en el Congreso por la provincia de Buenos Aires, aunque el espacio político que conformaba sus listas se desvaneció en cuestión de días.
Lo mismo pasa con sus alianzas electorales. Su movimiento pendular en la arena política lo llevaron a pactar con diferentes espacios. Sin ir mas lejos fue socio político de Mugrizio Macri, de Felipe Sola y hasta del mismismo Alfonsinito.
Pero eso quedó en el pasado. El millonario no tiene inconvenientes para despojarse rápidamente de sus cofrades y hacer borrón y cuenta nueva. Su nueva apuesta en la timba del poder lo llevó a cerrar filas con el sindicalista Hugo Moyano, a quién hasta ayer denostaba públicamente. “Estoy exactamente en las antípodas de Moyano”, “va a terminar preso” o “se comporta como un matón barrabrava” son algunas de las frases que el colorado le propinaba al camionero.
Sin embargo, hoy ambos ven como alternativa al gobernador cordobés José Manuel De la Chota y caminan de la mano por la senda del antikirchnerismo.
¿Llegarán a las elecciones?
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