lunes, 13 de marzo de 2017

Pase de facturas entre el régimen fascista bonaerense y el intendente macrifascista por el desastre de Olavarría

HUBO 1100 POLICÍAS, PERO LA PROVINCIA Y EL MUNICIPIO DEJARON LA SEGURIDAD DEL RECITAL EN MANOS DE LA EMPRESA CHACAL.

Ni María Eugenia Vidal ni el intendente de Olavarría, el macrifascista Ezequiel Galli, creen tener responsabilidad por las dos muertes y los heridos del desaste en el que terminó el recital del Indio Solari, donde aún hay gente que no puede salir de la ciudad y otra que es trasladada en camiones, como si fuera ganado (ver video).

En ambos órdenes del Estado adjudicaron la catástrofe a la imprudencia de Chacal Producciones, la productora encargada del evento y, según las autoridades de la provincia y del municipio, responsable por la seguridad dentro del predio.

Es más, fuentes consultadas, afirmaron que en el predio La Colmena -que estaba en una situación irregular, en concurso judicial-, estaba autorizado por la Municipalidad a recibir a 200 mil personas, pero según la fiscal Susana Alonso terminaron siendo alrededor de 500 mil. Abundaban entradas truchas y mucha gente ingresó sin pagar. Y es evidente que no hubo un operativo ni por los privados ni por el Estado, acorde a la dimensión del evento que ya se intuía iba a producirse, luego que el Indio insinuara que acaso sea su último recital, por el Parkinson que lo aqueja.

El viernes, Ritondo aprovechó la ocasión para hacer un acto de entrega de patrulleros en Olavarría y de paso chequear como estaba la previa del recital. Desde el Municipio deslizaron que buscó sumarse a lo que creían iba a ser una movida con importantes réditos políticos, en el inicio de la pelea electoral. El ministro de Seguridad bonerense envió 1100 policías al operativo, con la misión de sumar control a la ciudad pero impedidos de ingresar al predio.

La versión fue rechazada de plano por la gente de Ritondo. "Nuestra tarea era trabajar en las inmediaciones y la desconcentración y eso funcionó bien. No podíamos entrar al recital porque era un evento privado", repetían ayer desde el Ministerio y aclaraban que el encargado de clausurarlo en caso de no estar dadas las condiciones era el Municipio. 

La polémica con el pase de facturas entre los distintos órdenes del Estado y los organizadores, es muy similar a la que caracterizó la tragedia de Cromagnon en la Capital.

Como sea, la integridad de las 200 mil personas que compraron tickets dependía de los custodios de Chacal Producciones, convertidos en los nuevos Hell's Angels, como se denominaban los motoqueros encargados de custodiar el recital de Rolling Stones en California en 1969 que terminó con 4 muertos y 22 heridos. Es el riesgo que surge cuando en eventos tan masivos se retira el Estado.

Fuentes de la oposición de Olavarría aseguraron  que la actuación policial fue casi nula. "Ritondo les dio la orden de no detener a nadie y no meterse en ningún quilombo", explicaron.

Galli fue el promotor del recital y hasta presionó a la justicia para habilitar el predio (ver nota aparte en esta misma edición). Lo gestionó con Matías y Marcos Peuscovich, jefes de Chacal Producciones -la productora que trabaja con el Indio-, cuando el julio pasado llevaron a Olavarría los uruguayos de "No te va a Gustar".

Al intendente le entusiasmaba la imagen de reivindicación histórica, que contraste con su antecesor Helios Eseverri, aquel intendente radical que en 1997 prohibió el recital de Los Redonditos de Ricota en la ciudad por falta de seguridad. Una política que continuó su hijo y sucesor José y que el macrifascista Galli rompió.

Galli estaba tan entusiasmado en capitalizar la llegada del Indio, que dio decenas de notas a medios, pero exageró y se convirtió en el chiste de su ciudad al ir a esperar al músico al aeropuerto como una groupie y comerse un sonoro desplante. El Indio pasa a su lado sin registrarlo y un impávido Galli se tiene que conformar con saludar a su manager (ver video).

En la previa Galli promocionó el show y hasta diseñó aplicaciones de celulares para los visitantes -Una marca de la pasión del PRO por la virtualidad-, pero no se ocupó de proveer servicios básicos, como seguridad y transporte.

"Jamás preguntó a los diferentes sectores como trabajar ante tanta llegada de gente", sostuvo Mario Scwab, tesorero de la Cámara de Comercio de Olavarría, que fuera clave para impedir el recital de Los Redondos hace 20 años, cuando lo decidió el entonces intendente Eseverri padre. Los pocos comercios que el fin de semana no cerraron las puertas, fueron saqueados.

Galli, que el sábado por la noche llamó desesperado a funcionarios de Vidal, cuando creía que las muertes alcanzaban la docena, dio una errática conferencia de prensa para culpar a la productora "El Chacal" por permitir el ingreso de gente sin entrada, pero partió arduo cuando le exigieron precisiones. La gobernadora y Ritondo hasta la tarde de ayer no habían aparecido, lo mismo que el Indio Solari, que permanecía recluido en su hotel en Olavarría.

El operativo del Municipio, que Galli calificó de "impecable", fue ínfimo: no había puestos de informes para orientar a las cientos de miles de personas que llegaban, ni inspectores coordinando el tránsito, aun cuando ingresaron más de 1000 vehículos y micros que no sabían dónde estacionar.

Muchos pararon a la vera de la ruta 226 y la gente debió cruzar la ciudad para llegar al recital y cuando salían no sabían dónde encontrar sus vehículos.

La Ciudad quedó a merced de los hermanos Peuscovich, que son oriundos de Tandil pero esta vez no pudieron organizar el espectáculo en esa ciudad.

En un gesto que ahora toma otra dimensión, este año el experimentado intendente radical Miguel Angel Lunghi, decidió esta vez no autorizar el show. Harto de asumir en soledad los riesgos y tener que pagar con fondos municipales los costos de un operativo de contención eficiente, le pidió a la organización del Indio que contribuyera. La respuesta fue negativa.

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