domingo, 10 de marzo de 2013

Nicolás Maduro, "El Elegido"

El hombre que fue designado como heredero político inició su carrera como dirigente cuando era colectivero en el metro caraqueño. Podría ser el tercer sindicalista elegido presidente.
 
En su último discurso público, antes de ser operado por última vez en La Habana, el fallecido líder bolivariano, Hugo Chávez, afirmó que ante cualquier eventualidad el vicepresidente Nicolás Maduro “no sólo debe concluir como manda la Constitución el período”, sino que además, en caso de que se debieran convocar nuevas elecciones, su “opinión firme” era que los venezolanos “elijan a Maduro como presidente”.
 
Haciendo caso al pedido que su amigo y padre político le había solicitado, Maduro ya asumió como Presidente Encargado de Venezuela. El sucesor de Chávez encabezó todos los homenajes fúnebres que se realizaron hasta el momento y recibió el fraternal apoyo del pueblo venezolano para continuar desarrollando el llamado Socialismo del siglo XXI.
 
Nicolás Maduro nació en Caracas en 1962 y se crió en la popular barriada de El Valle. Sus primeros pasos políticos los dio en sus tiempos de estudiante secundario, cuando integró la maoísta Liga Socialista. Luego, entre fines de los '80 y principios de los '90, consolidó su formación política como dirigente sindical en el Metro de Caracas, donde trabajaba como chofer de colectivos. En ese entonces, enriqueció sus ideas a partir de algunos viajes que hizo a la Cuba de Fidel Castro.
 
En Venezuela eran tiempos de El Caracazo, nombre que recibió la rebelión del pueblo venezolano contra las políticas neoliberales aplicadas por Carlos Andrés Pérez, del tradicional Partido Acción Democrática, que ejercía la presidencia por ese entonces.
 
Maduro conoció a Chávez mientras el entonces militar bolivariano cumplía condena en prisión por su fallido golpe de Estado de 1992 y lentamente logró convertirse en su hombre de confianza. Juntos fundaron el Movimiento V República (MVR), antecesor del actual Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
 
En ese contexto también conoció a su pareja, la abogada y actual procuradora general del país, Cilia Flores (nueve años mayor que él), una de las letradas que asesoraban a Chávez. Después de acompañarlo en su recorrida de varios meses por todo el país, desde los llanos del Orinoco hasta la Amazonia, desde la cordillera hasta el Mar Caribe, Maduro fue un activo militante del primer triunfo electoral de 1998.
 
Así, Maduro se consolidó dentro del ala izquierda del chavismo y, a la vez, como el garante de la consolidación institucional del proceso de transformación resumido bajo el nombre de Socialismo del siglo XXI.
 
En 2006, el heredero de la presidencia bolivariana llegó a ser jefe de la diplomacia venezolana. Allí se convirtió en el canciller que más tiempo permaneció en el cargo durante los sucesivos mandatos de Chávez. Maduro cumplió exitosamente con las principales tareas designadas: la consolidación de los bloques regionales del ALBA y Unasur, el estrechamiento de las relaciones con los países emergentes de Asia y la mejoría en el vínculo con Colombia luego de la mediación fundamental de Néstor Kirchner entre el gobierno de Chávez y el del colombiano Juan Manuel Santos.
 
Quienes conocen a Maduro aseguran que es una persona curiosa, tranquila y persuasiva. "En el trato personal es muy cordial, con buen sentido del humor, pero cuando tiene que apretar aprieta y con el adversario es duro, por supuesto", sostuvo el periodista y ex viceministro de Asuntos Exteriores Vladimir Villegas, quien además fue a la misma escuela que el delfín de Chávez.
 
Tras vencer en las últimas elecciones nacionales, celebradas el año pasado, Chávez designó a Maduro (hoy con 50 años) como su vicepresidente, todo un gesto de confianza. Maduro respondió con lealtad: fue el único funcionario bolivariano que acompañó incondicionalmente a Chávez en su lenta agonía.
 
Antes de prepararse para la última operación que enfrentaría en La Habana, Chávez dijo sobre su sucesor: "Se trata de uno de los lideres jóvenes de mayor capacidad para continuar (...) con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, seguir dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta patria”.

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