lunes, 11 de marzo de 2013

La política cambiaria evitó la salida de U$S 7000 millones

Por Nicolás Furfaro, para Tiempo Argentino
 
Según la consultora AMF, las restricciones al atesoramiento en dólares que se aplicaron desde octubre de 2011 permitieron que no se esmerilaran las reservas del Central.
 
Los controles cambiarios que se empezaron a aplicar en octubre de 2011 y se profundizaron en mayo de 2012 evitaron una caída de unos U$S 7000 millones en las reservas internacionales del Banco Central.
 
La estrategia de la autoridad monetaria cambió un menú por otro: en vez de entregar dólares a los agentes económicos y absorber pesos, emitió moneda nacional y se quedó con las divisas extranjeras.
 
Así, se tradujo en la emisión de $ 4100 millones mensuales extra (unos $ 33 mil en ocho meses), que primero se quedaron en los bolsillos de las personas pero tras el período de adaptación se volcaron en gran parte a los bancos, teniendo un impacto positivo en el mercado crediticio y nuevo instrumentos de inversión.
 
Un informe de la consultora AMF-Economía explica que si la medida no se hubiese aplicado, inevitablemente la Base Monetaria se hubiera desacelerado en 15 puntos porcentuales (desde el 40% hasta el 25%) y así la tasa de crecimiento nominal de los agregados monetarios (instrumentos financieros considerados como dinero) se hubiera deprimido, las tasas de interés hubieran aumentado, con la consecuente desaparición de pesos del mercado y el impacto en los créditos.
 
Las medidas cambiarias evitaron el escenario negativo, pero a la vez volcaron $ 33 mil millones en el mercado, lo que para ciertas escuelas de pensamiento es una presión inevitable sobre los precios. Sin embargo, al analizar este punto desde la consultora explicaron que "si se observa la inflación, el comportamiento no se diferenció tanto entre el momento previo y el momento posterior a la aplicación del control cambiario".
 
Además, los agentes económicos acostumbrados a pensar en dólares comenzaron con una preferencia de liquidez pero luego se adaptaron y volcaron una mayor proporción de sus pesos al sistema financiero institucionalizado.
 
Ante la falta de absorción de pesos por las restricciones a la compra de moneda extranjera, no sólo aumentó la base monetaria sino también las tenencias de medios de pago y de depósitos a plazo de particulares y empresas.
 
"Teníamos una sociedad muy acostumbrada a pensar en dólares que de repente se encontró en una situación en la que le sobraban pesos con los que no sabía qué hacer. Luego del primer momento empezaron a volcarlos en consumo, plazos fijos o nuevas soluciones imaginativas, como son los bonos de YPF", explicaron desde la consultora.

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