martes, 5 de septiembre de 2017

El régimen cierra la Unidad Amia a días de la llegada de Netanyahu

MARIO CIMADEVILLA DENUNCIÓ TRABAS BUROCRÁTICAS DE GARAVANO. EL PREMIER ISRAELÍ SE REÚNE CON MACRI LA SEMANA PRÓXIMA.

El régimen macrifascista planea cerrar la Unidad Especial AMIA, en medio de una fuerte disputa entre su titular Mario Cimadevilla y el ministro de Justicia, Germán Garavano. El tema salió a la luz a días de la llegada del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por lo que podría generar un chispazo en el encuentro con Mugrizio Macri.

El cortocircuito entre Garavano y Cimadevilla y la idea del régimen de cerrar la Unidad AMIA trascendieron en un momento más que inoportuno para Macri, que el martes de la semana próxima se reunirá con Netanyahu en la Casa Rosada. Será la primera vez que un primer ministro de Israel visite la Argentina.

Macri y Netanyahu han mostrado una buena sintonía tras el encuentro que mantuvieron en Davos a comienzos de 2016. Desde su asunción, el ex hijastro de Flavia Palmiero se comprometió a respaldar las investigaciones por los atentados a la AMIA y la Embajada de Israel y la muerte del fiscal Nisman, causas que impulsan el gobierno israelí y las entidades judías locales.

Una de las medidas que tomó Macri en ese sentido fue darle rango de secretaría a la Unidad Especial de Investigación del Atentado a la AMIA, un organismo creado en 2000. Uno de los objetivos centrales de esa dependencia es intervenir como querellante en las causas judiciales por encubrimiento del atentado. En los últimos meses, Cimadevilla había estado detrás de la elaboración del proyecto de juicio en ausencia, el instrumento para condenar a los iraníes acusados de llevar a cabo el ataque contra la mutual.

Sin embargo, ayer fuentes del régimen hicieron trascender que planean cerrar la Unidad AMIA porque "ya cumplió" con sus objetivos y "deja de tener mucha razón de ser". La decisión final la tendría Macri, aunque el Ministerio de Justicia y la Jefatura de Gabinete ya habrían avanzado con la idea.

Lo llamativo es que el objetivo del juicio en ausencia todavía está lejos, aunque Cimadevilla ya avanzó en la elaboración del proyecto (presentado en marzo) junto a senadores de varios bloques. Pero la temporada electoral demoró el tratamiento, que se preveía para después del receso invernal pero el Congreso sigue casi paralizado.

Este proyecto había sido reclamado por el grueso de las entidades judías, que también se verán con Netanyahu. Aunque no hubo un reclamo formal del Gobierno de Israel por este tema, recientemente el director general del Ministerio de Exteriores, Yuval Rotem, dijo que su país "recibirá con agrado cualquier progreso que haga justicia y condene a quienes planearon, financiaron y ejecutaron estos ataques".

No obstante, el director de la Agencia Judía de Noticias, Daniel Berliner, advirtió meses atrás que en la comunidad el respaldo a esa iniciativa dista de ser monolítico y es resistido por la ortodoxia. "El juicio en ausencia puede abrir la puerta del infierno", afirmó Berliner.

En realidad, más allá de la excusa de los objetivos cumplidos lo que hay detrás de la idea de cerrar la Unidad es la disputa de Garavano y Cimadevilla. "El manejo de la causa judicial y la investigación que podemos aportar desde esta Unidad Especial no puede estar sometido a una permanente traba burocrática del Estado. Acá hace falta una mayor celeridad en los trámites administrativos que nunca hubo", dijo el ex senador radical.

Cimadevilla también se quejó porque desde el primer día contó con una estructura "mínima" para desarrollar su trabajo: 10.000 pesos mensuales de presupuesto y 15 abogados. Desde Justicia negaron esa acusación y, por otro lado, hablaron de compras "poco transparentes" reclamadas por el titular de la Unidad.

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