EN LA MAYOR PULSEADA ENTRE LA OPOSICIÓN Y EL OFICIALISMO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, EL PRESIDENTE DE VENEZUELA, NICOLÁS MADURO, RESPONDIÓ A LA MARCHA OPOSITORA, CONVOCADA BAJO LA CONSIGNA "TOMA DE CARACAS", CON UNA MASIVA CONCENTRACIÓN DE MANIFESTANTES VESTIDOS CON CAMISETAS ROJAS EN EL CENTRO DE LA CAPITAL DEL PAÍS.
"Hoy derrotamos un golpe de Estado (...), han fracasado una vez más, la victoria es nuestra", dijo desde la tarima el mandatario, quien calculó entre 25.000 y 30.000 los participantes de la manifestación organizada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que, a su vez, estimó la movilización en más de un millón de personas.
Tanto la marcha como la contramarcha transcurrieron en calma, pero en el cierre de la manifestación opositora un grupo de encapuchados lanzó piedras y bloqueó una estratégica vía que conecta el este con el oeste de la ciudad, que la policía respondió con gases lacrimógenos. La MUD, que reclama al Consejo Nacional Electoral (CNE) la convocatoria a un referéndum revocatorio -para el cual necesita reunir 4 millones de firmas- deslindó cualquier responsabilidad en el incidente y denunció "la presencia de infiltrados".
Según la firma Datanálisis, 8 de cada 10 venezolanos quieren un cambio de gobierno, en un país golpeado por la caída internacional del precio del petróleo, la escasez de alimentos y medicinas y una inflación que el FMI proyecta en 720 por ciento para este año.
"Mostramos al mundo el tamaño inmenso de la Venezuela que quiere cambio. Es una marcha histórica", anunció desde su tribuna el vocero de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, quien confirmó el "inicio de la etapa definitiva" de la lucha por el referendo. Torrealba agregó, además, que el 7 de septiembre marcharán hacia la sede de poder electoral, y siete días después en las capitales provinciales.
La MUD intenta que el referendo sea antes del 10 de enero, cuando se cumple el cuarto año de mandato presidencial, porque si Maduro perdiera la pulseada, debería convocar a nuevas elecciones, pero si fuera revocado después de esa fecha debería sustituirlo su vicepresidente, según la Constitución.
Ante sus simpatizantes, Maduro dijo tener listo un decreto para suspender la inmunidad parlamentaria, al acusar a la mayoría opositora de la Asamblea Nacional de planificar un golpe de Estado, con la ayuda de Estados Unidos. "Voy con la mano de hierro que me dio (Hugo) Chávez. Que nadie se equivoque conmigo (...) que nadie utilice la inmunidad para conspirar, para complotarse", advirtió el mandatario, quien acusó directamente al presidente del parlamento, Henry Ramos Allup, de promover la violencia.
El líder opositor, a su turno, respondió que "no pierda el tiempo amenazándonos (...) nosotros no somos intimidables. Presidente Maduro: vea el gentío que se volcó hoy a las calles de Caracas. Nunca se había producido en Venezuela una manifestación pacífica de este tamaño (...) sorteando emboscadas, provocaciones y agresiones".
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