jueves, 1 de septiembre de 2016

El golpista Michel Temer ya asumió la presidencia de Brasil

EL HASTA AYER PRESIDENTE INTERINO JURÓ COMO JEFE DEL ESTADO DEFINITIVO Y COMPLETARÁ HASTA EL 31 DE DICIEMBRE DE 2018 EL MANDATO DE DILMA ROUSSEFF, DESTITUIDA HORAS ANTES POR EL SENADO TRAS UN JUICIO POLÍTICO.

Michel Temer juró como presidente y viajó a China para participar en la Cumbre del Grupo de los Veinte (G20) en lo que será su primera presentación en la agenda internacional tras la destitución de Dilma Rousseff. En un acto breve, Temer, de 75 años, ex vicepresidente de Rousseff y ahora su enemigo jurado, juramentó el cargo hasta 2018, ante los mismos senadores que por 61 votos (de 81) condenaron y destituyeron a la presidenta elegida democráticamente por el pueblo brasileño.

Temer, cuyo mandato concluye el 31 de diciembre de 2018, deberá enfrentar una situación por demás complicada en los próximos meses, ya que desde distintos sectores reclaman la realización de elecciones anticipadas. Además debe enfrentarse a nuevos coletazos que pueden provenir del caso Petrobras y una crisis económica. 

Caso Petrobras: luego de destaparse la red de sobornos en la que se vieron involucrados funcionarios públicos, ningún partido está a salvo. A principios de marzo de este año salió a la luz una lista de 49 políticos involucrados en este caso de corrupción, entre ellos 12 senadores, 22 diputados y 12 ex diputados, en su mayoría del Partido de los Trabajadores (PT), el mismo de Rousseff.

Recesión económica y déficit presupuestario: la crisis económica que vive Brasil se mantendrá en 2016 y se planifica un déficit de 0,5% del PIB para 2016, lo que equivale a 30.500 millones de reales. 

Antes de la votación crucial, Temer, había anunciado que su prioridad será enviar un proyecto para reformar el sistema jubilatorio durante septiembre. Según informó la TV Globo, Temer dijo a la emisora que su prioridad será "la reforma jubilatoria, la reforma laboral, la aprobación sobre una nueva ley de techo para el gasto público"

Temer (PMDB, de centro-derecha) juramentó horas antes de viajar a China para la cumbre del G20 de este fin de semana, en la que intentará devolver el brillo a Brasil. Pero le durarán poco las ganas de celebrar.

Con el desempleo en niveles récord (más de 11 millones de personas), la inflación galopante y un gigantesco déficit fiscal, la economía brasileña se contraerá un 3,16% este año, según los datos revelados este miércoles por el Banco Central, que revisó al alza sus previsiones. 

Desde que asumió la presidencia de forma interina, Temer, un verdadero mal nacido hijo de puta y astuto negociador político en las sombras, armó un gobierno pensando que Dilma sería destituida.

Su gabinete no tiene mujeres y está conformado por hombres blancos y conservadores. Pero tiene el aval del mercado y de momento, del Congreso, que ya aprobó la revisión de la meta fiscal -170.500 millones de reales (USD 52.500 millones al cambio actual) en 2016-. Ahora deberá usar sus argucias para hacer aprobar el ajuste fiscal que fue rechazado cuando Rousseff lo presentó.

El nombre de Temer tampoco escapó a las revelaciones en torno al megaescándalo de corrupción en Petrobras, en varias delaciones hechas por acusados que buscan reducir sus condenas.

El ex vice de Rousseff niega cualquier vinculación con la trama y la justicia nunca ha presentado cargos contra él. Y también necesitará de gran habilidad para hacer alianzas en el fragmentado parlamento, mientras carga con la sombra de "usurpador".

Lejos quedaron los días del milagro socio-económico que inició el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), padrino político de Rousseff, que sacó a 29 millones de personas de la pobreza y al país del mapa de hambre de la ONU.

La crisis económico-política se entrelazó con un escandaloso fraude que drenó más de 2.000 millones de dólares de la estatal Petrobras. Aunque salpica a todas las fuerzas políticas, el escándalo conocido como Lava Jato terminó por cercar al gobierno y acabó con 13 años del PT en el poder.

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