jueves, 1 de septiembre de 2016

La derecha consumó el golpe de Estado en Brasil: el Senado destituyó a Dilma

POR UNA AMPLIA MAYORÍA, LA DIRIGENTE DEL PT FUE DESPLAZADA DE SU CARGO. HASTA 2018 GOBERNARÁ EL RASTRERO TRAIDOR MICHEL TEMER.


El Senado de Brasil aprobó ayer por una amplia mayoría la destitución de Dilma Rousseff, que dejará el gobierno en manos de su ex aliado, el vicepresidente Michel Temer, que en rigor ya estaba al frente de la administración desde mediados de mayo cuando la dirigente del PT fue suspendida.

La oposición logró imponer la destitución con 61 votos a favor (siete más que los necesarios) contra 20 en contra. No obstante, fracasó el intento de inhabilitar a Dilma por ocho años para ocupar cargos públicos, ya que en esa votación no se alcanzaron los dos tercios de los votos.

La interrumpción del segundo mandato de Rousseff (que comenzó el 1º de enero de 2015) pone fin a más de 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores, etapa comenzada por Lula da Silva. El resto del mandato (hasta el 31 de diciembre de 2018) lo completará el hijo de puta Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Con la asunción de Temer, el PMDB llega por tercera vez al Gobierno de Brasil sin ganar elecciones. José Sarney asumió en 1985 por el fallecimiento de su compañero de fórmula Tancredo Neves; mientras que en 1992, Itamar Franco reemplazó a Fernando Collor de Melo, que renunció para evitar el juicio político. 

Rousseff fue acusada formalmente por la oposición por maquillar las cuentas fiscales del Gobierno, una irregularidad que la defensa niega y la acusación ha considerado "completamente probada". Se trata de una acusación que el PT considera endeble para una destitución por lo que desde hace meses denuncia que todo el proceso fue un golpe de Estado por la vía formal.

Pero la realidad es que su caída se aceleró por la crisis que generó la investigación del "petrolao", el caso de corrupción que salpica a toda la cúpula del PT, a los empresarios más importantes del país y también a parte de la oposición. Sin embargo, lo paradójico es que la propia Dilma no está directamente involucrada en el escándalo.

A los casos de corrupción se le sumó una seria crisis económica que terminó socavando buena parte del respaldo popular a Dilma, que en todo el proceso del impeachment no logró que en la calle se expresara una resistencia fuerte al avance de la oposición. De hecho, esta semana apenas hubo algunas protestas aisladas de partidarios del PT y este miércoles la situación en Brasilia era relativamente calma mientras el Senado echaba a Dilma.

El tema económico está en el centro de la agenda de Temer, que su prioridad será "la reforma jubilatoria, la reforma laboral, la aprobación sobre una nueva ley de techo para el gasto público". El ahora presidente asume con un nivel de popularidad muy bajo y su camino para recuperarla parece ser una mejora sustancial en la economía. Su estrategia, que empezó a implementar desde que asumió como interino, es un fuerte ajuste.

Para mostrarse activo, luego de un acto de asunción exprés ante la Asamblea Legislativa,Temer partió hacia China para la Cumbre del G20, en donde buscará legitimación junto a los principales líderes mundiales.

En esa cumbre estará Mugrizio Macri, que el fue el primer presidente en reconocer a Temer en mayo pasado, cuando Dilma fue suspendida. En ese momento, el régimen fascista argentino tardó apenas unos minutos en sacar un comunicado en respaldo al "proceso institucional", es decir el impeachment, y adelantando que continuaría "dialogando con las autoridades constituidas"

Apenas unos días después, el canciller de Temer, José Serra, visitó a Macri en la Casa Rosada, en un gesto más respaldo por parte de la Casa Rosada. Hace algunas semanas, el ex hijastro de Flavia Palmiero se vio con Temer cuando fue a la inauguración de los Juegos Olímpicos, aunque sin demasiada difusión del encuentro. Además, ambos regímenes actuaron en tándem para enfrentar a Venezuela en el Mercosur.

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