sábado, 26 de septiembre de 2015

Una multitud presenció la misa del papa Francisco en el Madison Square Garden

Miles de personas se acercaron al emblemático estadio de Nueva York para escuchar ayer al Sumo Pontífice.



El papa Francisco, brindó ayer una misa multitudinaria en el mítico Madison Square Garden de Nueva York, en la que se refirió a las grandes ciudades que presentan "pluralidad” pero, que a su vez, “esconden el rostro de tantos que parecen no tener ciudadanía o ser ciudadanos de segunda categoría”.

Francisco, señaló entonces que “en medio del 'smog' la presencia de Dios sigue caminando” en la ciudad, logrando uno de los aplausos de la noche por parte de los más de 20 mil seguidores que desde horas del medio día comenzaron a llegar al gran estadio neoyorquino.

“Vivir en una gran ciudad es algo bastante complejo con un contexto pluricultural con grandes desafíos no fáciles de resolver. Las grandes ciudades son recuerdo de la riqueza que esconde nuestro mundo: la diversidad de culturas, tradiciones e historias”, dijo el Pontífice al brindar la homilía.

Utilizando el español, el Papa aseguró que “las grandes ciudades se vuelven polos que parecen presentar la pluralidad de maneras que los seres humanos hemos encontrado de responder al sentido de la vida en las circunstancias donde nos encontrábamos”.

Ante varias pantallas gigantes que iban traduciendo al inglés sus palabras, el Santo Padre hizo mención a los inmigrantes, tal como lo viene haciendo desde que inició su visita a los Estados Unidos, el día martes en Washington.

Las grandes ciudades “esconden el rostro de tantos que parecen no tener ciudadanía o ser ciudadanos de segunda categoría”, dijo mencionando que "bajo el ruido del tránsito, bajo el ritmo del cambio, quedan silenciados tantos rostros por no tener derecho a ciudadanía”.

Asimismo, afirmó que “el pueblo que camina, respira, vive entre el 'smog', ha visto una gran luz, ha experimentado un aire de vida”, surgiendo otro de los momentos de celebración de los miles de feligreses ubicados de frente a un amplio altar vestido de blanco y secundado por detrás por un numeroso coro.

La misa, dictada en latín, español e inglés y de cerca de dos horas de duración, fue el último evento de la intensa agenda que llevó adelante Francisco en la Gran Manzana y que continuará este fin de semana en Filadelfia.

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