jueves, 6 de octubre de 2011

Un torturador de los Graiver dijo que trasladó acciones de Papel Prensa

Por Milva Benítez para Tiempo Argentino

El ex agente de la Bonaerense Norberto Cozzani aseguró que él mismo fue a buscar “los títulos al portador de 10 mil dólares cada uno” de esa empresa y del diario La Opinión. Su rol en el “careo” entre Lidia Papaleo y Jacobo Timerman.


Era el “más temido” en los interrogatorios. El que se “ponía fuera de sí y se iba acelerando hasta que terminaba como en delirio” con esas palabras Silvia Fanjul, empleada del Grupo Graiver, describió al policía bonaerense Norberto Cozzani, el mismo que en la década de 1980 fue condenado -en la denominada Causa 44- a cuatro años de prisión por interrogarla “con tormentos, consistentes en golpes y aplicación de corriente eléctrica”. A ella y a Lidia Papaleo, viuda de David Graiver, a Isidoro (hermano de David) y a su padre Juan Graiver.

En la séptima audiencia del juicio que se lleva adelante en La Plata, por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención conocido como Puesto Vasco -que funcionó en las instalaciones de la Subcomisaría de Don Bosco, en la localidad de Quilmes, bajo la órbita de la Policía Bonaerense-, el mismo Norberto Cozzani se decidió a hablar y aportó revelaciones sobre la apropiación de Papel Prensa.

Pese a su escaso rango en la jerarquía de la Bonaerense, Cozzani explicó que supo hacer méritos para integrar “la comisión” que, según sus propios dichos, “tuvo a 62 personas detenidas y dos que no fueron detenidas, pero sí investigadas”, del llamado Grupo Graiver, a quienes se refirió como “subversivos económicos”. Lo hizo al tiempo que reconoció: “Conformé la comisión que detuvo a Osvaldo Papaleo”, hermano de Lidia, en Puesto Vasco.

Después de esta autoincriminación, Cozzani siguió adelante y reveló cuál fue su participación en lo que llamó un “careo”, presidido por Ramón Camps, entre Lidia Papaleo y Jacobo Timerman -al que vio “cansado y sucio”-.

Aseguró que después del interrogatorio lo mandaron “a buscar los títulos al portador de 10 mil dólares cada uno, que eran las acciones de Papel Prensa y el diario La Opinión”. La precisión de Cozzani suma un dato más a la evidencia ya existente sobre el objetivo de los secuestros, torturas y asesinato de los integrantes del Grupo Graiver: la apropiación de Papel Prensa por parte de la Junta Militar y los tres diarios: Clarín, La Nazión y La Razón.

“Cada una de estas sesiones fueron grabadas”, afirmó Cozzani. Al referirse a la detención de la viuda de David Graiver, Cozzani señaló que, tras dejarla en Puesto Vasco, la volvió a ver en el centro clandestino de detención conocido como Pozo de Banfield. Allí “se hizo una especie de entrega de los detenidos del Caso Graiver al general Gallino”, confirmó.

El 6 de abril de 1977, por decisión del dictador Jorge Rafael Videla, el general de Brigada Oscar Bartolomé Gallino asumió como “preventor militar”, quedando a cargo del operativo en el que fueron secuestrados los integrantes del grupo empresario. Gallino cumplió con un rol clave en el terrorismo de Estado. Según determinó la justicia de la democracia, fue uno de los generales que elaboró la Doctrina de Guerra a emplear por la dictadura, “proceso que se realiza en los últimos meses del año 1975”, según declaró el inspector de la Policía Federal Rodolfo Peregrino Fernández, ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos. “Lo que revela la importancia (de Gallino) en la estructura represiva y su nivel de contactos con los jerarcas de la dictadura”, consideró el fiscal federal Sergio Franco, designado para actuar en procesos por violaciones a los Derechos Humanos.

Gallino es el mismo que se reunía con los directores de los diarios Clarín, La Nazión y La Razón, es decir, Héctor Magnetto, Bartolomé Mitre y Patricio Peralta Ramos, de acuerdo con los documentos firmados por el propio Gallino, el 7 y el 9 de abril de 1977 y con el Boletín Oficial de la época. En esos documentos, el oficial preventor explicó que los directores concurrían a verlo “con motivo de la adquisición de Papel Prensa” y para “producir sendos informes”, para que luego preparara los interrogatorios para ser tomados el 11 de abril a Lidia Papaleo, precisamente sobre Papel Prensa, según revela el documento en el que se replica el interrogatorio.

Además, en un editorial publicado por Clarín, La Nazión y La Razón en simultáneo, en sus respectivas tapas, el 19 de mayo de 1977, titulado “A la opinión pública”, se reconoce que acordaron con Gallino dónde y cómo tenían que depositar el dinero que debían pagar por Papel Prensa. “El precio pagado por la transferencia accionaria se halla debidamente preservado mediante su depósito, por indicación del oficial superior preventor, general Osvaldo Bartolomé Gallino (sic), a disposición de tres jueces, correspondiendo resolver sobre su destino definitivo a la autoridad competente”, detallaron.

La declaración indagatoria del policía bonaerense Norberto Cozzani en esta séptima audiencia del juicio por el llamado Circuito Camps aporta un elemento más para comprender cómo fue la alianza entre las tres armas y los tres diarios para apropiarse de Papel Prensa, que será profundizada con el correr de las jornadas, ya que se esperan nuevos testimonios en ese sentido.

Por otra parte, en esa misma declaración indagatoria en La Plata, Cozzani, quien supo ser uno de los hombres de confianza del entonces director general de Investigaciones de la Bonaerenase, Miguel Osvaldo Etchecolatz -también imputado en la causa-, reconoció haber visto en Puesto Vasco a un detenido que estaba en una celda, muy distinta a la que él conoce en el penal de Marcos Paz: “Le diría que tengo el doble de comodidad y el doble de espacio”, dijo.

Antes de terminar su indagatoria, fue el mismo Cozzani quien señaló a los imputados Roberto Antonio Cabrera y Sergio Verduri como quienes pueden dar cuenta del funcionamiento de ese centro clandestino, donde 70 de las víctimas por las que hoy llegan a juicio permanecieron detenidas-desaparecidas.

En una maniobra poco sorprendente y a pesar de la información aportada, el entonces cabo de la Bonaerense intentó limitar sus responsabilidades. “Me ocupaba de armar las dos carpetas que se presentaban todos los viernes al mediodía, una para el Comando del Primer Cuerpo de Ejército, a cargo de Suárez Mason y, otra para la Secretaría General de Presidencia de la Nación, a través del general Villareal, para Videla".

Reconocido por las víctimas con el apodo de “Beto”, son varias las víctimas que reconocieron a Cozzani en el centro clandestino que funcionó en la localidad de Quilmes, así como su intervención durante los interrogatorios bajo tormentos.

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