viernes, 13 de noviembre de 2015

Gatillo fácil

Editorial - Por Soledad Sganga

SE TRATA DE UN ABUSO POR PARTE DE LAS FUERZAS DE SEGURIDAD EN EL USO DE ARMAS DE FUEGO.

Años han tomado para de alguna forma reconciliar a las fuerzas de seguridad con la sociedad. Veníamos de los años de la dictadura cívico militar, donde no sólo era gatillo fácil, sino que también eran torturas, asesinatos y desapariciones que aún hoy son heridas sin cerrar.


Llegada la democracia el poder de las fuerzas de era todavía muy fuerte e influyente por tanto en contexto en el cual se podía dar algún caso de exceso por parte de las mismas, casi no tenía justicia. La violencia institucional estaba totalmente naturalizada. Solo la hipócrita repercusión mediática y el espanto hipócrita por parte de la sociedad, que solo se espanta mientras mira para otro lado y en muchos casos piensan “uno menos”.

Ya en los años '90, las fuerzas no quedaron exentas de la destrucción de todo el tejido social. Muchos miembros de la policía, ya sea: federal, provincial y municipal, venía prestando funciones de aquella larga noche de la dictadura e incluso los años previos con la Tripe A. Sin equipamiento, sueldos paupérrimos, corrupción, redes mafiosas, lazos de encubrimiento con el poder judicial y político, etc.

En medio de eso, nos seguían matando los pibes. La familia se desintegraba gracias a un sistema que destruía la industria, el trabajo y el ingreso. Y las consecuencias se vieron y se siguen viendo años después.

Hoy muchos de los que eran niños en los '90, que no tuvieron una familia constituida, un hogar que lo cobije, pibes que vieron a sus padres salir con pesados carros a juntar cartón o revolviendo en la basura para comer. Eso fue lo que vieron nuestros niños de de aquella década abyecta.

Esos niños de los '90 fueron adolescentes en los 2000 y adultos ya en el 2015. Muchos se quejan de la inseguridad, no dudan en estigmatizar con las etiquetas de “pibe chorro”, “moto chorro”, "el pibito de la villa"; ignorando que estos pibes tuvieron una historia, y que como sociedad se eligió mirar para otro lado. Se prefirió ignorar.

Con el “uno menos” se prefiere ignorar pero también representa una forma de pensar. De hacer un recorte de una realidad más amplia, despojada de cualquier responsabilidad social que nos toca a todos por el solo hecho de vivir en sociedad.

Las consecuencias de esos años de daño, de destrucción y de un modelo para el cual la violencia y la pobreza son uno de los pilares fundamentales para su sostenimiento, las seguimos viviendo hoy.

Por suerte, tenemos muchos pibes que lograron ver a sus familias reconstruidas, a sus padres con la dignidad del trabajo llevando el pan a la casa, ellos mismos terminando o retomando estudios. Muchos siendo primera generación de estudiantes universitarios. Así se combate y se revierten esas consecuencias.

Desde el lunes, un pibe de 20 años está cuadripléjico, luchando por su vida debido a que recibió tres tiros por parte de un efectivo de la Policía Metropolitana. No hay versión, de las tantas que se escucharon, ni una sola que encuadre con el argumento del policía e inclusive con el argumento esgrimido por la vicejefa M. Eugenia Vidal que declaran que fue un caso de violencia de género ya que el joven tenía una restricción y no acató la voz de alto.

Nadie entrevistó a la mujer, el efectivo ya está libre y los vecinos coinciden en que no hubo arma y menos intento de usarla por parte del joven.

Sea como haya sido la situación, así como una persona corriente hace un curso de autodefensa, se supone que un efectivo preparado para situaciones de violencia, es aún más capaz de reducir a una persona si representa una amenaza.

Tres tiros no son legítima defensa, un tiro en la médula no es un “no acata la voz de alto”. Dejar al pibe tirado en el piso, subirse al patrullero e irse tampoco. Y menos aún si era un caso de violencia de género, la mujer quedó desprotegida y no cumplieron con su consigna.

Esa es la policía Metropolitana, aquella que tiene integrantes de la famosa “la maldita bonaerense”, de efectivos de la dictadura. Esa es la policía Metropolitana, la misma que quema colchones y golpea y mujeres embarazadas.

Esa es la policía municipal de CABA, quizás la misma metodología vaya a ir a parar a la Bonaerense. Pensemos que puede llegar a pasar a la Federal tanto solo con una orden política. La orden política vigente es la no represión de ninguna protesta social, sino diálogo.

Esto es un hecho político, que representa una clara ideología. Para muchos habrá “uno menos”. Para otros, hay un cachito menos de futuro.



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