LAS ABUELAS DE PLAZA DE MAYO INFORMARON "CON ENORME TRISTEZA" EL FALLECIMIENTO DE LA ABUELA RAQUEL RADÍO DE MARIZCURRENA, FUNDADORA DE MADRES Y ABUELAS DE PLAZA DE MAYO

Pero Raquel ya sabía lo que eso significaba. De inmediato fue con su consuegra a hacer la denuncia que nunca les tomaron y allí conoció a otras mujeres que estaban padeciendo el mismo horror perpetrado por el terrorismo de Estado.
En abril de 1977, junto a otras 13 mujeres, fundó Madres de Plaza de Mayo. Recopilaban información, hacían firmas conjuntas, se dividían en grupos y los jueves se reunían en la Plaza de Mayo. Raquel pudo haber sido víctima directa del terrorismo de Estado, estuvo detenida con Azucena Villaflor, y el día que se llevaron a otras Madres y la monja francesa Alice Domon de la Iglesia de la Santa Cruz, se salvó porque no pudo llegar.
En octubre de 1977, cuando la tarea de buscar a sus nietos se volvía más trabajosa, junto a otras once madres fundó Abuelas de Plaza de Mayo.
"Raquel era la calidez y la escucha de nuestra casa. En su oficina, abierta a todos, aconsejaba a sus compañeras, a los nietos y nietas y a todo aquel que pasara frente a ese escritorio que invitaba a sentarse. Durante muchos años cocinó para sus compañeras, con quienes muchas veces pasaban días enteros tras la pesquisa de algún posible nieto; enfrentó a los militares, habló con la prensa, recibió denuncias y se ocultó para constatar si un niño era uno de los nietos buscados. Raquel era lectora voraz de noticias y de libros históricos. En los últimos años se dedicó fundamentalmente al trabajo sistemático con el archivo periodístico, ya no atendía a la prensa, pero era la Abuela que ayudaba a organizar las tareas cotidianas de la sede, con inteligencia y complicidad. Su chocolate caliente era una exquisitez que nos regalaba una vez al año y nunca podremos olvidar", la recuerdan desde Abuelas de Plaza de Mayo.
"Tierna, de pocas pero justas palabras, y de un humor siempre listo para iniciar el diálogo, Raquel fue y será una institución en Abuelas. Ella partió sin encontrar al hijo de Andrés y Liliana, pero tuvo la generosidad de encontrar muchos otros niños, jóvenes y hoy adultos. Horacio, su hijo menor, le dio otro nieto con su compañera Paula. Quizá esa y los 125 nietos restituidos hayan sido un premio. Todos seguiremos buscando al nieto de Raquel porque nos duele en el alma que haya partido sin encontrarlo. Nos seguirá guiando y quedará en nuestra memoria el amor y la picardía con que tomaba la vida. La querremos y extrañaremos siempre", agregan.
Sus restos fueron velados ayer de 10 a 20 en la Cochería Aguirre, Avenida Centenario 665, San Isidro, en la zona norte del conurbano de Buenos Aires.
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