SANTIAGO LUSSICH, LA MISMA PERSONA QUE CREÓ FLEG TRADING, LLEVA LOS LIBROS DE UNA AUTOMOTRIZ DEL PRESIDENTE.
El contador que ayudó a los Macri a crear Fleg Trading también está contratado por la familia para llevar los libros de la automotriz Sevel. Pese a su astucia para los negocios blancos y negros, Santiago Lussich realizó mal una suma matemática sencilla.
Con Franco, Mugrizio y Mariano Macri como directores, Fleg Traging Limitada fue fundada en Bahamas gracias a Mossack Fonseca en marzo de 1998. Pero la creación se realizó con ayuda del estudio de abogados uruguayo Bado, Kuster, Zerbino & Rachetti (BKZR), tal como figura en uno de los primeros documentos filtrados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
En septiembre de ese año, BKZR compró Fleg Trading por U$S 485. Además, debió pagar U$S 60 por sellos y U$S 155 por la legalización. La factura se hizo por U$S 690 y como "contacto" figura Santiago Lussich. Pese a ser contador, Lussich debió haber observado que los componentes de la transacción suman U$S 700, un error básico de suma.
Francesco "Franco" Macri declaró ser el dueño de Fleg Trading desde 1998, por lo que debió comprárselo a BKZR en lugar de adquirirlas desde el dueño bahameño original para reducir las sospechas. Sin embargo, los Macri nunca abandonaron el directorio de la firma, es decir, que los pases de manos fueron formalidades.
El valor de las acciones aumentó sólo en U$S 1.465, ya que con un papel improvisado, Franco tasó el patrimonio de la firma de Bahamas en U$S 1.950 para ese año.
Pese a esta valuación ínfima, con la offshore bahameña los Macri lavaron más de U$S 9 millones en Brasil. Esto fue denunciado por el diputado del Frente para la Victoria Darío Martínez ante la fiscalía de Federico Delgado, que trabaja en conjunto con el juzgado de Sebastián Casanello.
Lussich, además de estar a cargo de esta oscura transacción, es el elegido para llevar los libros de la empresa formal de los Macri en Uruguay. Entre los clientes del Estudio Lussich Torrendell y Asociados figura una "empresa de capital argentino propietaria de empresa armadora de vehículos en el Uruguay". La única compañía que se adecúa a esta descripción resulta Sevel Uruguay, perteneciente al grupo de la familia presidencial.
De acuerdo a las cifras oficiales del país vecino, la fábrica de los Macri (que tienen en asociación con la compañía china Chery) exportó 3.804 vehículos en 2014, 1.029 de los cuales las vendieron a la Argentina.
Esta no fue la primera offshore que el mandatario trató en Uruguay. De hecho, tanto el jefe de Estado como su padre fueron procesados por contrabando de autos y la evasión fiscal de U$S 55 millones por las transacciones que realizaron con la empresa fantasma Opalsen.
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