miércoles, 13 de julio de 2016

Prat el Gay está ausente y en crisis con Luis Caputo y Mario Quintana

EL MINISTRO DE HACIENDA NO PARTICIPA DE LAS DECISIONES ECONÓMICAS Y SE LA PASA VIAJANDO. LA TRAICIÓN DE SU SECRETARIO.

Alfonso Prat el Gay está furioso porque Mugrizio Macri lo tiene relegado de las decisiones del régimen fascista y se la pasa viajando por el mundo, con agenda propia y sin contacto con el ex hijastro de Flavia Palmiero.

Sus últimas incursiones fueron en España y Estados Unidos, con la excusa de atraer inversiones, una tarea para las que el Macri tiene sobreabundacia de funcionarios y que él mismo se puso al hombro. En los dos viajes, Prat el Gay dejó declaraciones polémicas: en la península europea pidió perdón por la estatización de YPF y en Wall Street admitió una inflación de 42% para este año.

No fueron provocaciones casuales. El albacea de la fortuna de la familia Fortabat no soporta que Macri haya dejado de consultarlo hace tiempo, enojado por sus predicciones erróneas (prometió que la devaluación no se trasladaría a los precios) y sus frases desafortunadas (“las tarifas de luz subirán por el valor de dos pizzas”).

La ley de blanqueo de capitales y pago a los jubilados fue redactada por Mario Quintana, coordinador económico del Gabinete y la figura que más escucha Macri para hablar de números.

Tan ajeno estuvo Prat el Gay a ese tema clave, que mientras brindaba una conferencia de prensa se enteró por los periodistas que el medio aguinaldo sería excluido del pago a ganancias, como parte del acuerdo que selló Quintana con el vende humo Sergio Massa, para conseguir la aprobación de la ley. 

El presidente de la comisión de Presupuesto, Luciano Laspina, lo había arreglado con el vicejefe de Gabinete, de diálogo frecuente con Marcos Peña, otro de los que no simpatiza mucho con el ministro de Hacienda.

Sensible, el ex ejecutivo del JP Morgan no oculta a sus celos y cuando Quintana llama a una reunión del gabinete económico envía a su secretario de Hacienda, Gustavo Marconato, encargado de pisar la caja y cumplir la política de subejecución de obra pública, instruida por Macri para tratar de paliar un déficit que sigue bien arriba.

El ex kirchnerista es el único funcionario que el ministro frecuenta, porque también está molesto con su secretario de Finanzas, Luis Caputo, quien se ganó la consideración de Macri por su negociación con holdouts. Fue Caputo quien lidió con los abogados de los buitres y, hasta ahora, consiguió que el acuerdo no sufriera alteraciones.

Caputo y Marconato participan en las reuniones de Gabinete ampliado que Macri lidera por varias horas, con rondas de consultas y testeo de las aptitudes de las segundas líneas de su gabinete. Supo elogiar a ambos. 

Como respuesta, el ministro se encargó de filtrar a periodistas especializados que la fragmentación del área económica que diseñaron Macri y Marcos Peña es la causa del naufragio del tarifazo y la dificultad de reducir el déficit fiscal, productos según su visión de la falta de un mando centralizado que coordine y ordene las prioridades. Es también una manera de criticar a Quintana, que se supone cumple ese rol.

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