Argentina jugó dos partidos diferentes ante Brasil en Nueva Jersey y contó con un Lionel Messi de otro planeta. En el clásico amistoso, la Selección ganó 4-3 con tres goles del rosarino y uno de Federico Fernández. Romulo, Oscar y Hulk anotaron para los de Mano Meneses.
El partido no comenzó bien para la Selección. Brasil decidió ponerle un corral a Messi y logró controlarlo en los primeros minutos. Diferente fue la historia para Neymar, la figura brasileña. El jugador del Santos salió más suelto, pese al esquema conservador de Sabella e inquietó con un remate que se fue desviado.
Con Brasil siendo más, la apertura en el marcador no tardó en llegar. A los 22 minutos, Neymar tiró un centro desde la derecha, Rómulo se anticipó a los defensores (estaba en posición adelantada) y sacó un remate que tocó en la mano derecha de Sergio Romero y se metió por el centro del arco.
Pero la ventaja verdeamarela no duró mucho. A los 31, Gonzalo Higuaín habilitó a Lionel Messi y el delantero del Barcelona necesitó darle dos toques a la pelota para convertir cruzado el 1-1 del partido. Primera gran aparición de La Pulga, primera alegría.
El festejo y la alergía del empate iba a quedar atrás con el segundo de Messi. Esta vez, tres minutos después del 1-1, Angel Di María sacó un pase en profundidad y el crack argentino recibió para eludir al arquero Rafael Cabral y definir de zurda con el arco libre.
En el segundo tiempo, la manija la agarró el pentacampeón. Y a los 10 minutos, aprovechó el desorden defensivo de Argentina para anotar el 2-2. Oscar hizo una pared en la puerta del área de Romero y solo, sin marca, definió para igualar el partido.
Iba a haber más de los dos. A los 26, Sergio Romero se equivocó en un tiro de esquina, no pudo contener un centro de Neymar y Hulk, sin oposición, sacó un remate que se transformó en el 3-2 de Brasil. Pero a los 30, Federico Fernández iba a poner la cabeza en el área de enfrente a la suya para marcar el 3-3.
El broche de oro en el partido lo iba a poner el mejor futbolista del planeta. Messi encaró desde la derecha hacia al centro. Llegó a la puerta del área y sacó un zurdazo letal que se metió en el ángulo del arco brasileño. Un gol maradoniano de su sucesor, para decretar la victoria 4-3 sobre Brasil.
Muy pocas veces en Currín nos ocupamos del fútbol. Pero ganarle a Brasil siempre es una alegría y tiene un sabor muy particular, aunque no sea por los puntos. Porque los clásicos nunca son "amistosos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario