viernes, 2 de diciembre de 2016

Ganancias: de la promesa de campaña, ni hablar

LUEGO DE HABER PROMETIDO DURANTE LA CAMPAÑA QUE "EN MI GOBIERNO LOS TRABAJADORES NO PAGARAN IMPUESTO A LAS GANANCIAS", AHORA MUGRIZIO MACRI DEFENDIÓ EL PAGO DE DICHO IMPUESTO CON EL ARGUMENTO DE QUE “ABARCA A SOLAMENTE AL 3 POR CIENTO DE LA POBLACIÓN”. DIJO TAMBIÉN QUE EN SU PRIMER AÑO DE GESTIÓN SE PONDRÍA 8 PUNTOS Y QUE "EL PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LA ARGENTINA ES EL ENORME DÉFICIT FISCAL".

Contra su propia promesa de campaña de eliminar Ganancias y en medio del debate parlamentario en torno a su modificación, Mugrizio Macri defendió la vigencia de ese impuesto con el argumento de que “abarca a solamente el 3 por ciento de la población”. Puesto a autocalificarse, no tuvo el menor empacho asignarse una buena nota para su primer año que gestión, que concluye con todos los indicadores económicos y sociales más bajos que cuando asumió. “Yo me pondría para esta etapa una buena nota. Yo pondría un ocho”, afirmó.

La definición de Macri en torno a Ganancias se da en momentos en que el oficialismo busca un acercamiento con la oposición en su afán de conseguir el próximo martes la aprobación de las modificaciones al impuesto. El proyecto con el cual el régimen arrancó la discusión contempla una suba del mínimo no imponible menor a la inflación proyectada para el año próximo y la eliminación de deducciones que hasta ahora se podían realizar. Si bien reduce las escalas, de imponerse el criterio del macrifascismo a partir del año próximo tributarían más trabajadores. Los opositores no están dispuestos a acompañar esa iniciativa.

Para Macri ese debate no es un tema central. “Yo gobierno especialmente para los que menos tienen, para el 32 por ciento que está en la pobreza. La discusión sobre Ganancias es para el 3 por ciento de la población que más gana en la Argentina”, respondió ante una consulta durante una entrevista publicada por La Capital del Rosario.

El ex hijastro de Flavia Palmiero eludió el señalamiento de quienes lo entrevistaron de que la eliminación de Ganancias fue una de sus promesas de campaña con una respuesta que dejó al descubierto que el ajuste que aplicó al cabo de su primer año de gestión es solo el comienzo. “Entendamos que el problema fundamental que enfrenta la Argentina en términos de su equilibrio como sociedad es el enorme déficit fiscal”, dijo y agregó que “las inversiones están llegando, pero si tuviésemos resultados con el déficit fiscal llegaríamos a muchísima mayor velocidad".



En vísperas del “retiro espiritual” que desde ayer a la tarde y hasta el sábado comparte con sus ministros en Chapadmalal, Macri descartó realizar modificaciones en su gabinete. “No he planteado ningún cambio trascendente", señaló y afirmó estar “contento, en líneas generales, con el crecimiento que ha tenido el equipo, con el aprendizaje de los ministros”.

Si bien admitió que la suba de tarifas no fue bien instrumentada, defendió al tarifazo que impactó de lleno en el bolsillo de los consumidores con el argumento “hay que pagar lo que vale la energía, porque sin energía un país no crece”. Volvió con aquello de que “el gobierno anterior dilapidó las reservas energéticas” y recalcó que “la austeridad tiene que ser un ejemplo y yo la predico desde hace mucho".

“La reforma electoral no es negociable”, dijo también el subnormal, quien fracasó en su intento de imponer la utilización de la boleta electrónica en las elecciones del año próximo por el rechazo de la oposición en el Senado, que se hizo eco de las advertencias de los especialistas informáticos sobre los riesgos de implementar ese sistema de votación.

Sin alusión alguna a ese tema, acusó al senador del FPV Marcelo Fuentes de haber “cajoneado” el proyecto del oficialismo y no descartó aplicar aunque sea en forma parcial el año próximo algún cambio en la forma en que se vota.

“Brotes verdes hubo, pero en promedio no terminan de poner en marcha el país como todos necesitamos, y eso va a suceder el año próximo”, prometió Macri en una remake del “Segundo semestre”, dijo que su mayor logro fue bajar la inflación y volvió abonar el terreno para su reelección: “un cambio cultural como éste va a llevar mucho más que 8 años, pero tengo que estar abierto a pensar en llevar esta responsabilidad más adelante".

El idiota confeso no dio pruebas de la austeridad que, en su defensa del tarifazo, dijo predicar, pero sí de su elevada autoestima, al autoevaluar su primer año de gestión: "Yo me pondría para esta etapa una buena nota. Yo pondría un ocho".

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