LAS NUEVAS ESTIMACIONES DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO PARA EL PERÍODO 2005-2015 Y LOS DATOS DEL PBI EN EL PRIMER TRIMESTRE DE 2016 DIFUNDIDAS EL MIÉRCOLES POR EL INDEC GENERARON POLÉMICA.
“El crecimiento de la economía que se había informado para los últimos diez años estaba sobreestimado. Era 18 puntos mayor que el que efectivamente nosotros vemos”, consideró el director del organismo Jorge Todesca al defender las discrepancias con los viejos datos. El caso más llamativo es 2009, cuando se pasó de una expansión del PIB de 0,1 por ciento a una contracción del 6 por ciento. Economistas consultados por este diario advirtieron que si bien la serie vieja no se ajustaba al escenario recesivo experimentado en aquel momento, la magnitud de la recesión es, por lo menos, exagerada. También cuestionan que durante el primer trimestre los datos arrojen un mejora interanual del PIB de 0,5 por ciento sostenida no sólo por el comercio exterior sino también por el consumo privado y el gasto público, dos variables directamente afectadas por el ajuste implementado por el Gobierno. En cambio, desde las consultoras privadas celebran los cambios en los datos que comienzan a emerger tras el apagón estadístico.
“Las estimaciones que presentó el INDEC para el primer trimestre de 2016 no son consistentes, considerando el impacto de las políticas implementadas por el gobierno. Es muy llamativo que en el primer trimestre de 2016 se registre un crecimiento interanual de 2,7 por ciento del consumo público y 1,1 por ciento del consumo privado”, advirtió Mariano Kestelboim, integrante de Economía Política para la Argentina (Eppa). “Sólo si consideramos el impacto de la devaluación sobre los precios y la pérdida de poder adquisitivo, era lógico que el consumo privado cayera. En el gasto público el presupuesto estuvo muy subejecutado. Por eso es sorprendente que haya aumentado. No son consistentes los datos del primer trimestre”, consideró el docente de la UBA al advertir que “de nuevo hay manipulación de datos”.
“El año pasado, los referentes de Cambiemos hablaban de una economía en recesión. Ahora dicen que la economía creció 2,4 por ciento”, lanzó el economista Agustín D’Attellis al destacar que esos datos “confirman la relevancia de un esquema económico que motoriza al mercado interno para crecer, a diferencia de la creencia mágica en las generación del clima de negocios para la inversión”. Tras enfatizar la necesidad de “acompañar una estrategia de expansión del consumo con política industrial para garantizar la sustentabilidad del proceso”, D’Attellis explicó que “con un mercado interno debilitado por la caída del poder adquisitivo y las tensiones en el mercado de trabajo es imposible lograr una recuperación durante el segundo semestre”.
Hace siete años, en el apogeo de la crisis internacional, la economía de Estados Unidos cayó 2,4 por ciento, la española lo hizo en un 3,6 por ciento y en el Reino Unido el nivel de actividad retrocedió 4,8 por ciento. En América del Sur el estallido de la burbuja financiera golpeó con más fuerza por la vía comercial pero las distintas políticas contracíclicas permitieron amortiguar el impacto. De acuerdo a los datos de la Cepal, Brasil cayó ese año 0,6 por ciento y Chile lo hizo un 1,7 por ciento, pero otros países crecieron. Bolivia lo hizo al 3,4 por ciento y Colombia mostró un alza del 1,5 por ciento. Hasta el martes, se suponía que la economía argentina había registrado un magro desempeño del 0,1 por ciento, pero la revisión presentada por las nuevas autoridades del INDEC muestra una caída del 6 por ciento.
Desde el organismo conducido por Todesca remarcan que las (cuestionadas) estimaciones privadas arrojaban una caída del 4 por ciento para las mediciones realizadas con la base de 1993 y señalan que, con los datos de 2004, aumenta la ponderación de la cosecha gruesa que ese año experimentó una significativa sequía. “El 2009 fue un año recesivo. Los datos que habían no eran convincentes, pero una caída del nivel de 6 por ciento parece demasiado. Hubo elementos para explicar una recesión”, consideró D’Atellis al señalar la pésima cosecha por la sequía y el frenazo en la industria. “Los datos publicados para el período 2004-2015 son más creíbles que las estadísticas que había antes pero la magnitud de la caída en 2009 es exagerada, es una de las más grandes de los últimos 25 años. Efectivamente, hubo una crisis que impactó fuerte. Aunque refleja una recesión, una situación más ajustada a la realidad, la caída está sobreestimada”, consideró el economista del EPPA, Mariano Kestelboim.
“Yo no se si la caída de 2009 fue de 6 por ciento. No tengo las herramientas para estimarlo pero no lo pongo en duda. Se trata de una cuestión de confianza. Dicen que hubo un crecimiento interanual de 0,5 por ciento entre enero y marzo pero hay tres trimestres consecutivos recesivos y eso no contradice lo que se palpa en la calle”, sostuvo el director de la consultora Econométrica, Ramiro Castiñeira. Desde la perspectiva del economista, “veníamos de una situación de destrucción de las estadísticas oficiales. Ahora cambió el ciclo político y nosotros creemos que el INDEC dice la verdad. Mentir con las estadísticas públicas es de país bananero, ojalá salgamos de esa lógica”.
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