viernes, 23 de septiembre de 2011

Grassi reaviva su pelea con la justicia de Morón a través del caso Candela

Julio César Grassi se reunió con Carola Labrador, a quien asesora sobre el curso de la investigación por el homicidio de su hija. El sacerdote fue condenado a 15 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores, pero sigue en libertad.

El caso Candela sumó un nuevo protagonista. El cura Julio César Grassi consideró que el crimen de la nena de once años podía ser una nueva oportunidad para demostrar que el Poder Judicial de Morón está desprestigiado. Y se encargó de que el abogado Fernando Burlando tuviera acceso al expediente judicial que llevan adelante el fiscal instructor Marcelo Tavolaro, el fiscal general Federico Nieva Woodgate y el juez Alfredo Meade con quienes mantiene viejos rencores.

Tanto Meade como Tavolaro intervinieron en dos causas contra el sacerdote: en una fue condenado a 15 años de prisión por abusar de un menor que tenía a su cargo; en la otra, está vinculado a una supuesta malversación de fondos públicos por parte de la Fundación Felices Los Niños, cuyo juicio comenzaría antes de fin de año.

La relación entre Labrador y Grassi está dada por el hermano de Candela de 14 años, que asistía a la escuela de la fundación. En Hurlingham, era un secreto a voces que el cura contenía emocionalmente a la familia apenas se supo que la chica había desaparecido. Los consejos del clérigo llegaron a tal punto que se convirtió en el nexo entre Labrador y Burlando.

El domingo pasado el letrado y su clienta se reunieron por primera vez. El lunes, los medios de comunicación se detuvieron en la noticia del día: Labrador se había presentado como “particular damnificado” de la mano de su asesor letrado. “El padre consultó a varios abogados hasta que Burlando aceptó reunirse con Carola y decidió no cobrarle un peso”, contó un allegado de la Fundación Felices los Niños al portal de noticias Online 911. La misma fuente agregó que “a la madre de la nena le hacía falta asesoramiento legal porque en la fiscalía la estaban apurando”.

Finalmente, el miércoles a la mañana el juez Meade aceptó -luego de que desde la fiscalía no se manifestaran en contra- a la madre de Candela y a su representante jurídico como parte interesada en el asunto. Por lo que ahora, estará habilitada para intervenir en la causa.

Así, Grassi intentará tomar revancha del magistrado de Morón, que en octubre de 2002 lo apresó, cuando la fiscalía creía que el entonces titular de la Fundación abusaba de varios de sus protegidos. En su momento, la costosa defensa del cura intentó recusarlo pero finalmente el juez se declaró incompetente.

Después de que estallara el escándalo en todas las portadas de los diarios, Meade explicó que abandonaba la causa porque “no alcanza a explicarse el porqué de tamaña repercusión, ante el hecho cotidiano, común y corriente de que el sospechoso de haber cometido un delito, se lo someta a proceso conforme a las normas”.

Los funcionarios judiciales consultados, señalaron que el rencor contra Tavolaro -instructor de la investigación del crimen de Candela- es menor pero que cuenta con actualidad. El fiscal tuvo una mínima participación en otra causa instruida en la UFI 1, cuando era colega de Andrés de Los Santos, quien lo acusaba a Grassi de utilizar fondos de la fundación para alquilar la casaquinta La Blanquita, frente al predio donde actualmente vive, en Hurlingham. Ese juicio se retrasó por dos cuestiones: el TOC Nº3 de Morón tardó en componerse ya que la jueza Raquel Lafourcade se declaró incompetente porque su ex cónyuge, Alfredo Sobrino, había sido defensor del cura. Una vez superado ese escollo, el fiscal Adrián Flores fue recusado por el cura. Si bien el tribunal rechazó el pedido hace pocas semanas, la medida fue apelada a la Cámara de Apelaciones. “El juicio debería comenzar antes de fin de año”, explicó un funcionario judicial.

“Este combo de intereses cruzados favorece la pelea de Grassi con la justicia de Morón”, agregó la fuente.

Otro miserable hijo de puta -además de delincuente condenado- que pretende utilizar en beneficio propio la muerte de una criatura de 11 años. No se conforma con haber abusado de menores vivos. Ahora abusa también de la memoria de menores muertos.

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