lunes, 1 de junio de 2015

Un movimiento para proteger los buzones porteños

Una organización no gubernamental creó un inventario de buzones y cada semana realiza actividades de conservación y restauración de estos emblemas de las calles de la Ciudad. Reclaman una ley que los preserve.


El Observatorio de Patrimonio y Políticas Urbanas, durante junio, continuará pintando distintos buzones de la Ciudad, devolviéndole su color rojo original, tal como lo viene haciendo desde el mes de abril, al tiempo que impulsa en la Legislatura, una ley que le de protección al centenar que aún subsiste en las calles porteñas.

Ayer, desde las 15:00 hs. junto a la Comision de Cultura y Patrimonio de la Comuna 14, realizaron la actividad de recuperación del buzón de Costa Rica y Jorge Luis Borges.

"Aun en uso, al menos una veintena de ellos, recibiendo cartas simples y postales y con grandes deterioros la mayoría de ellos, creemos que es el momento justo para fortalecer y redoblar los esfuerzos para promover un proyecto de ley para preservar los tradicionales buzones como parte del patrimonio histórico de la Ciudad de Buenos Aires, para que en el futuro puedan seguir disfrutándolos tanto quienes convivieron con ellos cuando no existía el e-mail, como para que los conozcan mejor los que jamás se dieron el gusto de meter una carta dentro de una de esas bocas rojas de hierro", expresó Matías Profeta, uno de los responsables de la iniciativa.

Hace unos meses lanzaron una campaña que invitó a los porteños a compartir sus fotos con buzones en Facebook. La convocatoria permitió armar un plano de la Ciudad donde geolocalizaron e inventariaron los buzones aún existentes.

Actualmente tienen inventariados unos 125 buzones y cada semana realizan actividades de restauración. "Lo hacemos porque creemos que los buzones son un símbolo de las veredas, a pesar de que en los últimos años se retiraron más de 300", explicó Profeta

"El debate tiene que trascender al uso o no uso del mismo y plantear lo meramente histórico y adentrase en el territorio de la identidad colectiva. Los buzones son un hito, nos ponen en contacto con la pregunta de algún niño y el poder contarle que durante mucho tiempo se escribían cartas, en papel. Son una marca de identidad que nos remite a ese intercambio epistolar y lo importante es poder ir caminando y verlos en la esquina, como todos los referentes patrimoniales que vemos en nuestros recorridos diarios. Su presencia no molesta y, en lugar de tener una pieza en un museo, podemos tenerla en su contexto y en lo posible conservando su uso", agregó.

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