domingo, 28 de diciembre de 2014

Pasando la escoba en la Secretaría de Inteligencia

Desde su llegada, Parrilli impulsó un fuerte recambio en la conducción de la SI. La noticia más fuerte fue el desplazamiento de Stiuso, quien pidió su jubilación. Pero los cambios siguieron y ocupará los lugares con gente de su confianza.


El poderoso jefe de Operaciones de la Secretaría de Informaciones (SI), Jaime Stiuso, desplazado de su cargo hace una semana, pidió el retiro y la jubilación. Otro hombre del máximo nivel, Alberto Massino, director general de Análisis, tomó el mismo camino: también pidió la jubilación. En forma paralela, fueron recambiados cuatro directores, es decir funcionarios de la SI que revistaban en altos cargos en el organismo. Con estas movidas se reafirma la impronta de la nueva conducción de Inteligencia: Oscar Parrilli está imponiendo hombres de su confianza y liquidando buena parte de las internas existentes en la SI.

La Dirección General de Operaciones es el área que pone en marcha todos los trabajos de inteligencia y contrainteligencia, tanto en el país como en el exterior. De allí salen, por ejemplo, las instrucciones para los agentes que están destinados en la Triple Frontera o en la zona lindera con Bolivia o los que trabajan en destinos en el exterior. El jefe de Operaciones es un virtual número tres de la SI, pero siempre se dijo que Stiuso era el verdadero hombre fuerte del edificio de la calle 25 de Mayo, sede de la ex SIDE. Fue famosa la denuncia de Gustavo Beliz quien públicamente sostuvo que Stiuso encabezaba un poder paralelo en materia de seguridad y espionaje, aunque todavía más fuerza tiene el diagnóstico de que Stiuso reportaba en mayor medida a Washington y Jerusalén que a la Casa Rosada.

Pocos creen que la jubilación de Stiuso derive en revanchas u operaciones de venganza. El ingeniero, como le dicen a Stiuso, tiene un buen pasar y es difícil que se arriesgue en maniobras que ya saben que no van a cambiar su destino. Participa de varias empresas y cuenta seguramente con las buenas relaciones que hizo en los últimos 20 años con los servicios de inteligencia norteamericanos e israelíes.

Por el mismo andarivel caminó Massino, quien también hizo el pedido de jubilación. La Dirección General de Análisis es otro de los puntos claves de Inteligencia: reúne la información, la junta con antecedentes, con información proveniente de fuentes distintas y vuelca todo en informes y diagnósticos. Un peldaño más abajo están las distintas direcciones. Las fuentes consultadas por este diario no revelaron cuáles de los directores fueron relevados: hay de Administración, Interior, Exterior y varios más. Tampoco hay precisiones sobre quién reemplaza a los desplazados.

Quienes conocen los vericuetos de la Inteligencia coinciden en que Parrilli y su subsecretario, Juan Martín Mena, entraron con todo en la SI. Visitaron los distintos edificios, hablaron con gente de todos los niveles e hicieron sentir su impronta a toda velocidad. El reemplazo de Stiuso y Massino indica que el descabezamiento fue en serio y que además se exigirá un ciento por ciento de alineamiento con el gobierno nacional.

Uno de los puntos de mayor controversia con la SI fue el Memorándum de Entendimiento con Irán por el caso AMIA. En la Casa Rosada y en la Cancillería estuvieron siempre convencidos de que Stiuso y compañía respondieron a Washington y Jerusalén en ese punto y operaron sobre los jueces de Comodoro Py para frenar el acuerdo. “Jugaron en contra con la plata del Estado”, era la versión vox populi que circulaba incluso entre los magistrados.

Es cierto que parte de la administración de Barack Obama no vio con malos ojos el Memorándum, porque lo concreto es que después Washington terminó negociando con Irán y hoy tratan que el régimen de los ayatolás juegue un papel en la guerra contra la organización fundamentalista Estado Islámico en Siria. Pero esa mirada de aprobación al Memorándum no se dio en forma homogénea en todos los niveles de la administración norteamericana: hubo quienes jugaron en contra y lo hicieron también en la Argentina. El desembarco del flamante subsecretario de Inteligencia, Mena, seguramente obedece también a la idea de parar con las maniobras: es un experto en el caso AMIA y conoce el expediente al dedillo. Fue redactor de los escritos sobre el tema que presentó el Ejecutivo en Tribunales.

Más allá de ese expediente, parece cantado que la nueva gestión al frente de la SI pretende poner orden y terminar con las ruidosas internas y anomalías que se venían dando en la secretaría. Fueron habituales las acusaciones cruzadas y se produjo una muerte de impacto, la del agente Pedro Viale, El Lauchón, en un allanamiento de la Bonaerense en La Reja, partido de Moreno. Los policías le dejaron diez balazos en el cuerpo, en una movida que el juez Juan Pablo Salas consideró inusual y sospechosa: todos los uniformados están ahora presos por homicidio agravado.

No menos impactantes fueron las declaraciones de Lorena Martins, hija del ex agente Raúl Martins, quien denunció que su padre manejaba –y aún maneja– siete prostíbulos en la Capital Federal. Lorena denunció que trataron de entrar en su casa a los tiros, en una operación en la que justamente había estado El Lauchón, amigo de su padre y en ese momento agente activo de la SI. Según el juez Juan Manuel Cullota, Viale blanqueaba propiedades originadas en herencias dudosas o predios apropiados en forma ilícita.

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