sábado, 29 de octubre de 2016

Los trabajadores del Teatro Colón se enfrentan a Darío Lopérfido

SE OPONEN A QUE EL HIJO DE PUTA ABSORBA OTRAS DIRECCIONES Y RECLAMAN AUMENTO SALARIAL

En los pasillos del Teatro Colón no suena precisamente música de cámara sino las quejas de los trabajadores que comenzaron a movilizarse en contra de un proyecto con el que Darío Lopérfido pretende controlar las áreas escenotécnicas y, desde luego, su presupuesto. El reclamo se amplió, además, a una serie de problemáticas que los trabajadores arrastran desde hace un tiempo, pero que habían quedado difuminadas en un contexto de fuerte persecución gremial.

Según contaron diversas fuentes del Teatro, los trabajadores del área técnica elevaron el jueves un petitorio a la dirección, a cargo de María Victoria Alcaraz, en el que exigen que se deseche el plan de Lopérfido, se recompongan los salarios, se garantice la provisión de materiales e insumos y se regularice la situación del personal contratado que cumple funciones de planta permanente.

El petitorio se definió luego de una asamblea de confirmó el rechazo al proyecto de unificar las áreas escenotécnicas con la dirección ejecutiva, que está encabezada por María Videla Rivero, íntima amiga de Lopérfido que fue testigo de su casamiento con Esmeralda Mitre.

“Está todo planteado y se está esperando una respuesta en 15 días. En las condiciones actuales es difícil que se garantice la temporada 2017”, comentó un trabajador que pidió anonimato. El temor de los empleados del Colón es palpable. Luego del enfrentamiento que mantuvo la junta interna de ATE con el régimen fascista de Mugrizio Macri -que terminó con un juicio por 55 millones de pesos contra ocho trabajadores-, la actividad sindical fue mermando hasta que hace poco más de un año y medio dejaron de realizarse asambleas.

Ahora, los trabajadores parecen decididos a ir por una mejora integral de las condiciones que, aseguraron, fueron “pésimas” durante la temporada 2016. “Las obras salieron de milagro, por el esfuerzo de los empleados, pero la provisión de materiales y la compra de insumos fue un desastre”, explicaron. 

“Además no puede ser que haya cientos de contratados que están cobrando un sueldo de 8 mil pesos, pero trabajan como si fueran de planta permanente… todo esto atenta contra la calidad de un teatro que debería ser de excelencia en cuanto a producción propia”, concluyeron.

Fuente: nota de Franco Spinetta para Página/12

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