viernes, 8 de junio de 2012

La iglesia católica respaldó a la rectora que sancionó a una alumna por hablar el Día de la Memoria

El obispo de San Juan, Alfonso Delgado Everes, respaldó a la rectora del Colegio Monseñor Audino Rodríguez y Olmos, María Isabel Larrauri, destacó su "prestigio" institucional y consideró que en el país "hay problemas más importantes, como llegar a fin de mes", que las 24 amonestaciones impuestas a Micaela Lisola, de 16 años, quien denunció que no se le permitió hablar delante de sus compañeros el aniversario del Golpe de Estado de 1976.

"Pensaba si yo tendré alguna foto con generales con gorra, o sin gorra", remarcó Delgado, quien tiene un hermano desaparecido durante la dictadura, al destacar las cualidades de Larrauri en el ámbito universitario provincial, a pesar de que ayer se conociera una fotografía suya durante una velada, junto al dictador Jorge Rafael Videla y el exjefe del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, durante el gobierno de facto.

Al ser consultado tanto por esa imagen como por la trascendencia del hecho -mencionado por CFK durante un acto en Casa de Gobierno-, el prelado dijo: "Me pregunto, ¿es uno de los temas más importantes que tiene el país hoy? Al menos personalmente, institucionalmente y familiarmente, me preocupa llegar a fin de mes".

Lisola, militante de La Cámpora, había denunciado ante el Inadi que quiso hablar sobre el Día de la Memoria frente al alumnado, pero la directora de la escuela, Larrauri, se lo impidió y le impuso 24 amonestaciones, que le fueron retiradas tras la repercusión que tuvo el caso.

Sin embargo, el religioso aseguró que en la Universidad Católica de Cuyo (dependiente de la curia que él administra) "no se ha impedido hablar de la dictadura, sino que ha sido otra cuestión (la vivida por Lisola), que fue de tinte disciplinario" y advirtió que "cualquier persona que haya estado en una función pública en los últimos 50 años podría aparecer con alguien con gorra o sin gorra".

Podrá indognar, pero nunca sorprender. Después de todo, es la misma actitud cobarde, cínica y complice que la Iglesia argentina ha tenido siempre para con la dictadura de la que formaron parte.

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