martes, 11 de abril de 2017

Extrema preocupación en el régimen fascista por el impacto económico de las inundaciones

LA IMPRESIONANTE SUCESIÓN DE LLUVIAS QUE INUNDÓ BUENA PARTE DE LA REGIÓN AGRÍCOLA NÚCLEO Y MÁS ALLÁ, TREPÓ AYER AL PRIMER LUGAR DE LAS PREOCUPACIONES DE LA CASA ROSADA, INCLUSO POR ENCIMA DEL RECRUDECIMIENTO DEL CONFLICTO DOCENTE, LUEGO DEL VIOLENTO DESALOJO DE LOS MAESTROS DE LA PLAZA CONGRESO.

Fuentes oficiales confirmaron que la situación empieza a ser crítica y pone en riesgo la única noticia de mejora económica de un sector realmente contundente que esperaban para este año. La frustración del Poder Ejecutivo quedó en evidencia días atrás cuando el ministros de Agricultura, Ricardo Buryaile, dijo que solo quedaba "rezar" para que deje de llover.

A fines del año pasado, el Ministerio de Agroindustria había afirmado que durante la campaña 2016/17 se alcanzaría un nivel récord de 130 millones de toneladas, sumando los principales cultivos agrícolas.

Sin embargo, la estimación de la cartera que conduce Buryaile no tuvo en cuenta que el cambio climático alteró por completo los ciclos agropecuarios y la Argentina, lamentablemente, entró en una etapa de desastre por segundo año consecutivo en el mes de abril.

Es que, al igual que en 2016, el temporal registrado durante los últimos días en buena parte del país volvió a golpear en el peor momento, justo cuando en las principales regiones productivas se iniciaron de manera reciente los trabajos de cosecha de soja y maíz.

Si bien aún no hay datos oficiales sobre los daños registrados por las recientes lluvias, hasta la semana pasada la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) llevaba contabilizadas unas 516 mil hectáreas de soja perdidas mayormente por excesos hídricos.

Además, antes del frente de mal tiempo que dejó importantes acumulados, técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) aseguraron que, sólo en la zona núcleo (donde el retraso en la cosecha es muy importante), había un total de 4,5 millones de hectáreas en riesgo.

Como sea, por ahora las previsiones de los especialistas más reconocidos del sector hablan de una cosecha de 56,5 millones de toneladas de soja; 37 millones de maíz; 3,3 millones de girasol; y 3,2 millones de sorgo (si a todo esto se le suman las 18,3 millones de trigo se alcanzaría el récord).

El tema es que, según los primeros reportes a los que accedió LPO, los acumulados de agua que dejó el temporal en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba, La Pampa y Santa Fe superan en la mayoría de los casos los 100 milímetros.

Por tal motivo, todo hace prever que la superficie perdida de soja y maíz seguramente aumentará (especialmente en el sur de la región pampeana). Además, muchos productores ya están mencionando un importante daño en el estado de los cultivos aún no cosechados.

Este último dato no es menor dado que, en caso de que las pérdidas sean grandes, en el interior productivo se sentiría el golpe ya que la cosecha gruesa genera el principal movimiento económico en las comunidades, fundamentalmente en el sector transportista.

Asimismo, aún resta evaluar en qué estado se encuentran los caminos rurales después del temporal para que, una vez que se pueda cosechar, poder trasladar la producción agropecuaria en condiciones normales a las principales terminales portuarias del país.

En tanto, otro de los sectores golpeados por las lluvias fue, nuevamente, la lechería. En este caso, el exceso de agua destruyó los insumos básicos de las vacas y además restringió su productividad por la situación de estrés que atraviesan los animales por los sucesivos temporales.

Como sea, en los próximos días se conocerán finalmente detalles del impacto para el campo del reciente temporal. Lo cierto es que el cambio climático está causando una frecuencia inusual de lluvias intensas, inundaciones y olas de calor, entre otras cosas.

El año pasado, de hecho, por las inundaciones del mes de abril se perdieron un total de 4 millones de toneladas de soja (casi un 10% de la producción); al tiempo que la histórica sequía del 2009 arruinó más de 1,6 millones de hectáreas en todo el país.

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