martes, 29 de septiembre de 2015

Los líderes mundiales usaron el estrado de la ONU para cruzar acusaciones por el conflicto en Siria

Varios de los líderes del mundo se enfrentaron por la guerra en Siria y se dividieron entre los que apoyan a Bashar al Assad y los que piden su salida, en la primera jornada de discursos de la apertura de la 70ª Asamblea General de la ONU en Nueva York.


El primero en instalar el tema fue el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y lo hizo estableciendo dos objetivos: discutir multilateralmente una resolución pacífica del conflicto en Siria y crear una coalición internacional lo más amplia posible para luchar contra la milicia islamista del Estado Islámico (EI).

"Cinco países en particular tienen la clave: la Federación Rusa, Estados Unidos, Arabia Saudita, Irán y Turquía. Pero mientras que una parte no llegue a compromisos con la otra, es inútil esperar un cambio sobre el terreno", sentenció Ban.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recogió el guante e invitó a Rusia e Irán, dos férreos aliados de Damasco, a sumarse a una "solución diplomática" para la compleja guerra civil siria, que en más de cuatro años ya dejó más de 250.000 muertos y forzó a más de la mitad de la población a abandonar su casa. 

Muchos de los que lo hicieron llegaron en los últimos meses a Europa, formando parte del mayor flujo de refugiados en ese continente desde la Segunda Guerra Mundial y provocando una inédita crisis política dentro de la Unión Europea (UE). 

Pese a concentrar su discurso en una defensa de la diplomacia multilateral, Obama destacó que Estados Unidos sigue reclamando la salida de Al Assad del poder.

"Debemos reconocer que no es posible, después de tanto derramamiento de sangre y tanta matanza, volver al status quo previo a la guerra", sentenció Obama, quien horas después cruzó miradas intensas con su par ruso, Vladimir Putin, al compartir la mesa en un almuerzo oficial. 

Otros dos mandatarios de los países señalados por Ban hablaron ayer en el estrado del recinto de la Asamblea General de la ONU: el ruso Vladimir Putin y el iraní Hasan Rohani. 

"Creo que es un enorme error negarse a cooperar con el gobierno sirio y sus Fuerzas Armadas, que tan valientemente están combatiendo al terrorismo cara a cara", sostuvo Putin, en referencia a la lucha contra la milicia del EI, uno de los tantos grupos armados opositores que intentan derrocar a Al Assad.

Putin, quien reafirmó su colaboración militar con Damasco, equiparó al EI con Adolf Hitler y pidió "unir un amplio rango de fuerzas que estén dispuestas a resistir con resolución" en Siria. 

El líder ruso nunca nombró a ningún país en particular, pero fue fulminante contra las potencias occidentales y de Medio Oriente que a lo largo de los últimos años apoyaron política, militar y económicamente a las oposiciones armadas en Siria y Libia. "¿Se dieron cuenta de lo que hicieron?", se preguntó, punzante, el líder ruso. 

Su par iraní coincidió en su acusación y fue aún más directo. La política exterior de Estados Unidos en Medio Oriente "cultiva las semillas de la división y el extremismo (...) no debemos olvidar que las raíces de las guerras de hoy, de la destrucción y el terror, pueden encontrarse en la ocupación y las intervenciones militares de ayer", sentenció Rohani. 

"Si las invasiones militares de Estados Unidos en Afganistán e Irak no hubiesen existido y sin el apoyo incondicional de Estados Unidos a las acciones inhumanas del régimen sionista sobre la nación oprimida de Palestina, los terroristas no tendrían hoy excusa para sus crímenes", añadió en referencia a los grupos islamistas radicales, como el EI.

Pese a sus duras palabras, Rohani reiteró lo que ya es su mantra -"no olvidaremos el pasado, pero no queremos vivir en el pasado"- y se sumó a los llamados de Putin y Ban para crear una coalición lo más amplia posible contra los islamistas del EI.

El turno de Ankara frente al micrófono recién llegará mañana, pero ante la pulseada pública que tuvo lugar ayer el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, dio una conferencia de prensa en paralelo a los discursos principales y reiteró la oposición intransigente de su gobierno a Al Assad.

"Al Assad es el principal responsable de estas tragedias humanitarias. Utilizó bombas de barril, armas químicas", denunció Davutoglu, quien sostuvo que el gobierno sirio y el EI "son dos demonios que se apoyan mutuamente"

La frontera turca siria coincide con la zona donde el EI es más fuerte dentro del convulsionado territorio sirio, y la oposición turca hace años denuncia que Ankara apoya política y militarmente a grupos insurgentes islamistas que intentan derrocar a Al Assad. 

Recién hace unos meses y tras un atentado en su territorio, el gobierno turco comenzó a permitir que Estados Unidos utilice sus bases para bombardear las posiciones del EI en la vecina Siria. 

Aunque no entró en el selecto grupo señalado por Ban, el presidente francés, Francois Hollande, también quiso dejar en claro que para París "Al Assad es el origen del problema y no puede formar parte de la solución".

El presidente de Francia, una de las primeras potencias occidentales que anunció su apoyo a la oposición siria en su levantamiento armado contra Al Assad, dijo que no se puede "hacer trabajar juntos a las víctimas y a los verdugos" y condenó a los países que piden incluir "al dictador" en un eventual proceso de paz. 

Mientras el conflicto en Siria concentró ayer gran parte de la atención de los líderes mundiales, Ban también pidió que el "mundo se una contra la desvergonzada brutalidad" de grupos islamistas radicales como Boko Haram en Nigeria y Al Shabaab en Somalia. 

Además, destacó uno de los peores conflictos actuales que no suele atraer la atención ni de los líderes mundiales ni de los medios internacionales: el conflicto interno en Yemen y la ofensiva militar de sus vecinos. 

"Todas las partes están mostrando desprecio por la vida humana, pero la mayor parte de las bajas están siendo causadas por los ataques aéreos", dijo Ban, en referencia a los bombardeos cotidianos de la coalición de países árabes encabezados por Arabia Saudita, un férreo aliado de las potencias occidentales. 

Según la ONU, más de 4.500 fallecieron este año en Yemen, 23.500 resultaron heridos, cerca de 1,5 millones tuvieron que abandonar sus casa y casi la mitad de la población no logra alimentarse adecuadamente.

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