La Corte de Apelaciones de Santiago imputó a siete uniformados que durante la dictadura de Augusto Pinochet tenían el grado de teniente. El cantautor fue asesinado el 16 de septiembre de 1973, tras el golpe de Estado.
La justicia de Chile procesó a siete ex oficiales del Ejército por su responsabilidad en el asesinato del cantautor Víctor Jara, ocurrido el 16 de septiembre de 1973, tras el cruento golpe de Estado que encabezó Augusto Pinochet.
El juez especial Miguel Vásquez, de la Corte de Apelaciones de Santiago, ordenó, 39 años después del crimen, el procesamiento y detención de los siete militares retirados que por entonces eran tenientes y estaban a cargo de centenares de presos encerrados en el ex Estadio Nacional de Santiago, rebautizado en 2004 como Víctor Jara.
El magistrado atribuyó, en parte, a la "falta de colaboración" para explicar la lentitud del proceso antes de poder acumular los suficientes antecedentes para dictar una resolución apuntando a los presuntos responsables del crimen.
"Desde un principio ha habido distintas líneas de investigación; ha sido (la causa del lento proceso) fundamentalmente la falta de colaboración. Luego de reunir muchos antecedentes hay un momento en que uno debe avanzar dictando esta resolución", explicó Vásquez.
La decisión recayó sobre Pedro Barrientos Núñez y Hugo Sánchez Marmonti, como autores de homicidio calificado, y sobre Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Hasse Mazzei y Luis Bethke Wulf, como cómplices, según informaron las agencias de noticias EFE y DPA y medios locales.
El juez ordenó la captura internacional del procesado Barrientos Núñez, quien reside en Estados Unidos desde 1990, en tanto los otros procesados ya fueron detenidos y alojados en el Batallón de Policía Militar número 1.
Jara, quien además de cantautor era un destacado director de teatro, fue detenido el 12 de septiembre, un día después del golpe de Pinochet, junto a centenares de alumnos, trabajadores y profesores en la Universidad Técnica del Estado (UTE), la actual Universidad de Santiago (USACH), en la que se desempeñaba como docente.
Todos fueron llevados al Estadio Nacional, habilitado como centro de detención. Ahí, Jara fue reconocido por los militares, separado de los demás prisioneros y sometido por varios días a torturas, entre ellas quemaduras con cigarrillos, simulacros de fusilamientos y la fractura de sus manos con golpes de culata.
El autor de "Te recuerdo Amanda", entre numerosas canciones famosas y según señala la resolución, fue "agredido físicamente, de forma permanente, por varios oficiales".
El 16 de septiembre el estadio fue vaciado de prisioneros, con excepción del cantautor y de Littré Quiroga Carvajal, quien fuera director de la Empresa de Ferrocarriles del Estado durante el gobierno de Salvador Allende (1970-1973). Los dos fueron llevados a un subterráneo del recinto y acribillados a tiros.
El entonces líder estudiantil Osiel Núñez narró que el artista tuvo conciencia de que sería ultimado cuando fue separado del grupo de presos y obligado a ir al subterráneo del estadio. "En ese momento lo miré a la cara y ambos supimos que lo iban a matar", evocó Núñez a DPA.
Durante el juicio, el conscripto Víctor Pontigo, ayudante de los oficiales acusados, también detalló ese momento: "Yo llevé a Víctor Jara a declarar con los tenientes y después de unas tres horas escuché disparos, le pregunté al conscripto José Cáceres de dónde venían los disparos y me señaló que habían matado a Víctor Jara".
Jara recibió 44 impactos de bala y tenía numerosos huesos fracturados, según determinó el informe de la autopsia que se le practicó luego de que su cuerpo fuera hallado en la parte posterior del Cementerio General de Santiago, donde había sido arrojado por los militares.
Su viuda, la bailarina británica Joan Turner, sepultó luego a su esposo en el mismo cementerio en un funeral clandestino, con dos únicos asistentes: ella misma y el conductor de la carroza fúnebre.
El homenaje mayor ese día lo recibió el artista cuando su féretro arribó a la Pérgola de las Flores, a un costado del río Mapocho, donde un millar de personas, tras horas de espera, lanzó claveles rojos a su paso, en un acto de honor reservado a los grandes chilenos.
"Víctor, eres de los que nunca muere", rezaba uno de los carteles presentes esa jornada en la que destacaban vestidos de naranja los sobrevivientes ex estudiantes de la UTE, sus compañeros de cautiverio.
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