domingo, 24 de junio de 2012

La enseñanza paraguaya

Sin los militares como tutores de los procesos democráticos, el diseño que se busca es el de democracias con mucha fragmentación de modo que exista la posibilidad de activar dispositivos destituyentes como hoy en Paraguay.


La destitución de Fernando Lugo viene a poner de manifiesto que, desaparecido el factor militar, lo que se busca son esquemas de mucha fragmentación de modo que no exista una fuerza dominante y quede así a mano el dispositivo destituyente que en la tarde de hoy se activó en el Paraguay. Se buscan gobiernos débiles, que estén condicionados o directamente puedan eyectados desde los parlamentos.

Una suerte de parlamentarismo destituyente que funciona no para armar coaliciones de gobierno sino para quitar del medio a los presidentes que de una u otra manera sean disfuncionales a los intereses de los grupos dominantes.

No es de extrañar, por eso, que en nuestro país cada vez con más énfasis se hable de "dictadura k" o que se trate a Cristina Fernández de Kirchner de "intolerante" o "soberbia"

No es un desatino que Mugrizio Macri apoye a Hugo Moyano, que durante 24 horas sitió las refinerías para dejar sin combustible al país, balbucenado que la presidenta no escucha porque es autoritaria y soberbia. No, Macri no está confundido, como tampoco el propio líder de los camioneros cuando compara nuestro tiempo con la dictadura. Cuando un cacerolero de Callao y Santa Fe menta la palabra "dictadura" llama a risa. Cuando de manera muy cínica lo hacen Macri y Moyano directamente preocupa.

Y acá es donde se entroncan el caso paraguayo y nuestra coyuntura: No es que Cristina sea autoritaria, sucede que tanto en el palacio como en la calle, en los medios, en la cola de la panadería y en el súper nuestra presidenta tiene las espaldas muy bien cubiertas. Es esa cobertura la que le da el suficiente respaldo como para resistir cualquier intento desestabilizador, como de hecho esa férrea defensa popular y parlamentaria posibilitó en tiempos donde el Grupo A tenía mayoría que por ejemplo no se aprobaran medidas tendientes a desfinanciar el estado como ácido para corroer las bases de sustentación de modelo Nacional y Popular. Pero además ¿Alguien duda de cuál hubiese sido el destino de Cristina si esta asociación de minorías editorializadas por Clarín y La Nazión hubiesen tenido una representación mayor en el Congreso? Basta recordar aquél diálogo entre Mariano Grondona y Biolcatti diciendo aquello de "Hay un tal Cobos ¿no?"

Se busca que los gobiernos tengan un poder acotado, de modo de sacárselos de encima cuando los intereses de los grupos económicos así lo decidan. Cuando se dan fenómenos como el del 54% argentino se quedan sin estrategia y empiezan a los manotazos tácticos para ver si en una de esas encuentran una filtración para colarse y empiojar la escena. Eso está sucediendo en estos días y el discurso con pasajes filo caceroleros de Moyano ayer a la tarde delata que nada está librado al azar. 

Cuando el ejercicio del poder en base a un mandato popular tan explícito que plebiscitó 8 años de gestión se lo caracteriza como falto de diálogo se está ensuciando conceptualmente la discusión política. De la misma manera, se intentó por todos los medios evitar que Cristina participara directamente en el armado de las listas de diputados en todas las provincias, porque de esa manera se aseguraba bloques leales para aguantar los embates que más tarde o más temprano iban a registrarse. Basta imaginar qué hubiera pasado si por ejemplo Moyano hubiera contado con más diputados.

El ataque es a la estructura, buscando que ningún sector político tenga una fuerte presencia por sobre los demás porque así tiene un nivel de debilidad potencial que tarde o temprano podrá ser explotado en su contra. La idea siempre fue que los gobiernos pasan pero las corporaciones, los grupos económicos y Clarín quedan. De ahí que la defensa en términos de discusión política del 54 % aparece hoy como central ante la evidencia de que la única democracia que los grupos económicos están dispuestos a tolerar es aquella donde sólo tengan cabida estructuras partidarias anquilosadas. 

La irrupción de populismos con fuerte blindaje electoral será visualizada como una desviación peligrosa, destinada a metamorfosearse tarde o temprano en autoritarismo, algo que entonces hay que evitar como sea. 

La plaza del próximo miércoles es el comienzo de ese operativo.

Por Gerardo Fernández
NdR: la deformación del nombre de pila del alcalde porteño y del diario mitrista corren por cuenta de la redacción de Currín On Line y no del autor.

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