El presidente chileno desautorizó el plan de reforma política elaborado por su propio partido. El primer mandatario salió al cruce del sorpresivo acuerdo anunciado el miércoles por los presidentes de RN y de la DC, negociado durante dos meses a espaldas del resto de sus socios en las alianzas oficialista y opositora, respectivamente.
El presidente chileno, desestimó el acuerdo para las reformas de los sistemas de gobierno y electoral parlamentario alcanzado por una parte del oficialismo con la opositora Democracia Cristiana, mientras continúan las rispideces al interior de la alianza gobernante a consecuencia de esas negociaciones secretas.
“El presidente ha ratificado e insistido y ha sido clarísimo en señalar que la búsqueda de estos caminos de acuerdos se inician y se desarrollan en primer lugar al interior de la (gobernante) Coalición por el Cambio de los partidos de Renovación Nacional (RN) y de la Unión Demócrata Independiente (UDI), que son los partidos que respaldan la acción del gobierno”, señaló el vocero ministro de La Moneda, Andrés Chadwick.
Así resumió el vocero la directiva presidencial transmitida ayer a sus ministros en el Consejo de Gabinete sobre el sorpresivo acuerdo anunciado el miércoles por los presidentes de RN y de la DC, negociado durante dos meses a espaldas del resto de sus socios en las alianzas oficialista y opositora, respectivamente.
Chadwick precisó que desde el gobierno el rumbo para una eventual reforma seguirá siendo lo que “ya se había convenido con ambos partidos a efecto de determinar las formas de trabajo, los tiempos y la búsqueda de esos acuerdos”. “Esto significa que el gobierno va a patrocinar y presentar al país un proyecto o una propuesta de modificación al funcionamiento del sistema electoral cuando en primer lugar se logre un acuerdo al interior de la Coalición por el Cambio".
El acuerdo anunciado por el renovador Carlos Larraín y el demócrata cristiano Ignacio Walker propone la introducción de un sistema semipresidencialista con un jefe de Estado y un primer ministro y la reforma del sistema binominal de elecciones parlamentarias, heredados de la Constitución pinochetista y que permite la representatividad de solo dos partidos en el Congreso, dejando afuera a las fuerzas menores.
Las negociaciones entre RN -el partido de gobierno- y la DC, uno de los más fuertes en la opositora Concertación, generó molestias y duras críticas por parte de los socios de ambos al interior de sus coaliciones, pero con mayor virulencia en el caso de la UDI, impulsora del sistema binominal, pergeñado para que la derecha y el pinochetismo continuaran controlando el poder político con el advenimiento de la democracia.
Al referirse a la crisis entre RN y UDI, Chadwick manifestó que el gobierno tiene “el mayor interés y motivación, quiere colaborar al máximo para que la coalición trabaje en la mayor unidad, en la mayor cohesión, con la mayor consistencia, y no buscando o haciendo acciones que puedan generar conflictos, divisiones, interpretaciones o que puedan generar puntos de vista distintos”.
Sin embargo, el presidente de la UDI, Juan Antonio Coloma, pasó por alto la recomendación del Ejecutivo y consideró hoy que el pacto RN-DC daña la unidad de la Coalición por el Cambio, por lo que las negociaciones (para las elecciones municipales de este año y parlamentarias de 2013) se ven condicionadas a “cómo evolucionan las relaciones” al interior del oficialismo.
“Los acuerdos no son clandestinos, tienen que ser de cara a la coalición”, sostuvo al comentar la sorpresa que causó el anuncio el miércoles, incluso en el Gobierno. “Lo absurdo es que el presidente de RN le exigió el lunes al gobierno que cualquier avance que tuviera el Ejecutivo en materia electoral lo socializara con los partidos, y reclamaba el valor de las colectividades para tomar cualquier decisión. Por eso es que me sorprende que un acuerdo de esta naturaleza no haya sido socializado ni con el Gobierno ni con nosotros”, aseveró.
Al respecto, Carlos Larraín aseguró no entender la reacción de la UDI y que no debe dar explicaciones “como si hubiera hecho alguna maldad”. “Me declaro perplejo, bastante sorprendido, porque nosotros lo que hicimos con la directiva de RN y de la DC fue suscribir un documento con una explicación de motivos, con un raciocinio”, sin “ningún cálculo chico” y sin “ninguna trampa al gobierno”, con una actuación “autónoma”.
Cualquier similitud entre el mufa presidente Chileno (al cual nos cuidamos no nombrar en toda la nota por temor a sufrir alguna desgracia) y un impresentable político argentino, acostumbrado a vetar las leyes aprobadas -y en varios casos presentadas- por sus propios legisladores, es pura coincidencia.
Lo que no es coincidencia, es que lo dos sean de derecha.
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