martes, 7 de junio de 2011

Victimización de Clarín, 678 y dictadura

Marcelo Moreno es prosecretario de redacción del pasquín envuelve huevos y se despacha con una hipótesis, por lo menos, desproporcionada: la existencia de 678 determina que "vivamos en una dictadura". La victimización del multimedios.

Bajo el título El 7 de junio vamos a festejar el día del maldito periodista, el prosecretario de redacción Clarín, Marcelo A. Moreno, publicó ayer una columna en la que el Día del Periodista le sirve para sentenciar que “resulta muy áspero practicar el periodismo en estos tiempos desde Clarín. Mucho más difícil que en todo el periodo democrático que arrancó en 1983. Y, bajo riesgo, como si viviéramos en una dictadura”.

La expresión es al menos desafortunada (desafortunadísima) y fuera de proporción, ya que a párrafo seguido señala que “nunca en la historia de la Argentina democrática hubo un programa de TV diario -por el canal oficial, claro- dedicado a denostarnos. Nunca en la historia de la Argentina democrática un presidente se dedicó a descalificar y acusar sistemáticamente a un grupo periodístico en particular”.

La vinculación entre lo que dice en el primer párrafo citado y en el siguiente es clara: la existencia de 678 es, para Moreno, equivalente al régimen represivo que imperó en el país entre 1976 y 1983 y a las bandas paramilitares que asolaban a periodistas y personalidades de la cultura, a militantes políticos y sindicales y a opositores a la dictadura en general.

Con ésto, aunque por ahí advierte que "los periodistas [Moreno dice periodistas, pero en el ciento por ciento de los casos que defienden públicamente a Clarín, como el suyo, se trata de jerarcas del Grupo] de Clarín no solemos escribir ni hablar sobre las condiciones de nuestro trabajo. Supongo que no queremos victimizarnos", dice, y a pesar de ello, Moreno victimiza al multimedios; se victimiza no como trabajador sino como empresa.

Ciertamente, los "periodistas" como Moreno, no suelen hablar de las "condiciones de nuestro trabajo", y mucho menos escribir en sus columnas: difícilmente lo hagan sobre los usuales reclamos salariales de los trabajadores de prensa y gráficos del Grupo, sobre la imposibilidad que se les impone para tener una comisión interna de prensa que defienda sus derechos, sobre los despidos de aquellos que siquiera intentan estructurar un cuerpo de delegados. Estas son las "condiciones de trabajo" de las que Moreno ni habla ni escribe.

Moreno, como el resto de editores del diario, sólo hablan de la empresa, de los "ataques" que sufre la empresa. "Los ataques no son sólo contra Clarín sino contra toda la prensa independiente -afirma-. Pero Clarín es la prensa mayor. ¿Por qué? Muy simple: porque, siendo el grupo de medios líder -a pesar del brutal y continuo machacar del apartado propagandístico oficial, la gente sigue empecinada en elegir los productos del Grupo-, si llega a ser aniquilado, arrasar con el resto será una tarea mucho más ligera”.

Otra vez, usa las palabras "aniquilado" y "arrasar", términos castrenses propios de una guerra, de un teatro de operaciones. Y de algún modo se entiende: Moreno es hijo de un coronel del ejército retirado en 1972. Pero también, en su lógica, esos términos convienen a la victimización del diario cuyas "condiciones de trabajo" se desarrollan bajo un régimen poco democrático.

Y él, entonces, se compara con Walsh, con Guagnini y con tantos otros trabajadores de prensa que lucharon y en muchos casos sucumbieron por sus ideales bajo una dictadura. La misma dictadura que Clarín y aliados sostuvieron a cambio de presuntos (la Justicia investiga el caso de los hijos adoptivos de Noble y la adquisición de Papel Prensa) beneficios.

Cabe recordar que en enero del año pasado, Moreno había firmado otra nota similar en la que aseguraba que “defender a Clarín significa hoy defender simplemente la democracia”, afirmación que luego provocara una respuesta de Horacio Verbitsky, quien recordó el paso de Moreno por el diario Convicción, manejado por el represor Emilio Massera.

Y después dicen que el que miente es el otro Moreno, Guillermo, con el INDEC... Das asco Clarín. Mucho asco.

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