La coalición izquierdista Syriza, liderada por Alexis Tsipras, ganó ayer las elecciones generales en Grecia con el 35,52% de los votos, una cifra que lo deja muy cerca de obtener una mayoría propia, que le permitirá gobernar solo y poner fin al ajuste impulsado por la Unión Europea y el FMI.
Con más del 29% escrutado, Nueva Democracia, la fuerza conservadora del primer ministro saliente, Antonis Samaras, quedó segundo con un apoyo de un 28,77%, según los datos oficiales publicados.
En tercer lugar, en tanto, quedaron los neonazis de Amanecer Dorado con un 6,36% de los votos, seguido de cerca por los centristas de To Potami (El Río), con un 5,71%. Estos últimos se mostraron dispuestos en la campaña a formar alianza con Syriza.
A continuación les siguen los comunistas del KKE, con un apoyo del 5,32%, y el hasta ahora aliado del gobierno conservador, el PASOK socialdemócrata del viceprimer ministro Evángelos Venizelos, con un caudal electoral de casi el 5%.
El séptimo lugar lo ocupan los Griegos Independientes, referentes de la derecha nacionalista, con un 4,70% de los votos.
La gran incógnita que queda ahora es si Syriza conseguirá una mayoría absoluta en el próximo Parlamento, que le permita gobernar solo y, por ende, no tener que hacer compromisos a la hora de cumplir con su principal promesa de campaña y poner fin al ajuste impuesto desde la UE y el FMI.
Más allá del porcentaje exacto que saque la fuerza izquierdista de Tsipras, la cantidad de bancas estará determinada por el número de partidos políticos que no alcancen el umbral del 3% y se queden afuera del Parlamento.
Cuantos más partidos se queden afuera, más bancas serán distribuidas entre las fuerzas que sí entraron y, en consecuencia, la izquierda necesitará menos puntos porcentuales para alcanzar una mayoría absoluta de escaños.
Entre los que quedaron cerca del umbral del 3% se destaca el recién creado partido socialdemócrata Movimiento de Socialistas Democráticos, fundado por el ex líder del PASOK y ex primer ministro, Yorgos Papandreu, con un 2,45% de los votos.
La divulgación de los primeros resultados oficiales no hicieron más que aumentar el clima de expectativa que reinó durante toda la jornada en Grecia y empujó a cientos de personas a ir a la sede partidaria de Syriza a comenzar con lo que promete ser un largo festejo.
El líder del partido izquierdista Syriza, Alexis Tsipras, votó por la mañana en el popular barrio ateniense de Kypseli y, rodeado de medios internacionales y de simpatizantes que le expresaban su apoyo, pronosticó que "hoy el pueblo heleno va a dar el último paso para recobrar su dignidad, para vivir un futuro con solidaridad".
"Es un día para la vuelta de la esperanza, el fin del miedo, la vuelta de la democracia y la dignidad en nuestro país", agregó y además advirtió a la Unión Europa (UE) que el futuro "no está en la austeridad, sino en la dignidad y la cohesión".
Luego del estallido de la crisis de deuda soberana del país, en 2009, los préstamos externos permitieron a Grecia evitar un default y mantuvieron a salvo a los grandes tenedores de sus bonos, especialmente bancos alemanes, pero a cambio de duros programas de austeridad resentidos por la población.
Tras más de cinco años de políticas de ajuste que hundieron a gran parte del país en el desempleo y la pobreza, la oposición de Syriza a los "rescates" de la troika le valieron el primer lugar de todas las encuestas a menos de tres semanas de las elecciones.
Por su parte, el principal rival de Tsipras, el primer ministro saliente, destacó que los resultados electorales serán definidos por los indecisos.
"Estas elecciones son cruciales para nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos. Hoy decidimos si seguir adelante con fuerza, con seguridad, con confianza o si nos embarcamos en aventuras", aseguró el líder de la fuerza conservadora Nueva Democracia, Antonis Samaras, al votar bien temprano en un colegio electoral de la localidad de Pilos, en el sur del Peloponeso.
El líder de To Potami (El Río), Stavros Theodorakis, que pugna por el tercer puesto con el neonazi Amanecer Dorado, prometió que Grecia va a "castigar a los partidos políticos que han provocado esta situación", al depositar su voto en Jania, en la isla de Creta.
"El país parece que decidió cambiar de primera fuerza política y castigar a los que la condujeron a esta situación, Nueva Democracia y Pasok (socialistas)", dijo el líder de To Potami, que podría llegar un aliado de la izquierda, si Tsipras no logra una mayoría propia.
Poco antes de que el Ministerio del Interior emitiera un comunicado informando que la jornada electoral transcurría en calma y sin problemas, el presidente griego, Károlos Papulias, había hecho un llamado público al pueblo heleno para que primara la unión y "sangre fría" para afrontar los problemas del país.
En una declaración realizada a los medios poco después de depositar su voto en la localidad de Ioannina, en el noroeste de Grecia, Papulias reconoció que "durante los próximos años habrá problemas y por eso digo que es necesaria la unanimidad en el modo de tratarlos y sangre fría para hacer frente a toda dificultad".
Tras conocerse los resultados parciales, el responsable del programa económico de Syriza, Yannis Milios, prometió reconocer las obligaciones contraídas por el país "frente a las instituciones europeas y los tratados europeos".
Sin embargo, aclaró que "estos tratados prevén unos objetivos fiscales que deben respetarse, pero no las medidas para conseguirlos".
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