jueves, 5 de febrero de 2015

Sin ayuda del Gobierno porteño, personas en situación de calle se unen para "salir del encierro de la pobreza"

Corridos de un espacio a otro por la policía, capaces de salir cada mañana a juntar cartones a pesar de no haber dormido, de sostener la escolaridad de sus hijos, de mantener su parador (vulgarmente conocidos como ranchadas) limpio y ordenado, las familias de cartoneros que viven en los alrededores del Cementerio de Chacarita luchan hoy organizados en la Agrupación Horizonte de Libertad para conseguir un galpón que les permita salir de la calle.


"Ser pobre es estar encerrado, si vos sos pobre no tenés libertad; si vos tenés plata hacés lo que se te canta y eso lo vemos y lo sentimos a diario", explica Facundo al responder por qué el nombre de la agrupación "Horizonte de Libertad" que conformó hace tres años junto a otras personas en situación de calle que vivían en el barrio porteño de Chacarita.

Facundo tiene 27 años y hace una década se fue de su casa paterna; desde entonces vivió en la calle, en hoteles y hoy ha logrado alquilar.

"La situación de calle siempre está vista como un problema personal, entonces el que está en la calle es por vicio, por locura, porque no quiere laburar, y yo lo que me encontré es que la mayoría de la gente que está en calle trabaja, y si no, lleva un cronograma todo el día que le representa un laburo", describe.

Durante sus diez años de peregrinar callejero el joven cuenta haber conocido "ranchadas" de todo tipo: "están las que viven personas mayores, algunas de ellas con temas de salud mental, las de adolescentes que son unos 'barriletes' como todo los pibes pero potenciados por la calle, pero también hay espacios como éste, donde la gente la pelea, busca estar mejor".

A su lado, sentado sobre un colchón en la vereda que da a un paredón del Cementerio sobre la calle Guzmán, -donde paran actualmente- Fernando recuerda que llegó al barrio junto a su familia hace más de ocho años y, desde entonces trabajan como cartoneros; a diferencia de Facundo, él y su familia todavía no pudieron salir de la situación de calle.

"Siempre estuvimos por acá, en diferentes lugares. Pero todo cambió mucho cuando llegó la Policía Metropolitana al barrio. Desde entonces no estamos tranquilos, no nos dejan juntar la mercadería, nos paran, hasta nos amenazaron una vez con quemarnos los carros", cuenta Fernando, que por estos días espera su cuarto hijo.

Hace tres años decidieron organizarse como agrupación como forma de protegerse, luchar por sus derechos y tratar de mejorar su situación y así nació "Horizonte de Libertad".

"Cuando estábamos en la esquina del cementerio habíamos logrado organizar muy bien el parador, éramos más familias y hasta armamos un merendero. Algunos lograron salir de la calle, otros simplemente se fueron porque no aguantaron la presión de la policía", describe Facundo.

Los miembros actuales del parador, unas quince personas, tienen sus tareas bien determinadas. "Unos salen a la mañana con los dos carros, mientras otros buscan comida, limpian, consiguen pan. Después comemos, descargamos, y a la tarden salen otros. En el medio siempre queda alguien cuidando los chicos y las cosas, o para llevar a los chicos a la escuela, y a la noche vamos a vender lo que juntamos", detalla Fernando y asegura que "en estos años no hemos obtenido ninguna ayuda real de la Ciudad de Buenos Aires, nunca vinieron a decirnos qué necesitamos, lo que te ofrecen son paradores, hogares, el subsidio habitacional que es por unos meses, pero lo que nosotros necesitamos es un galpón donde podamos tener los carros y laburar".

Los que visitan seguido al parador son los efectivos de la Policía Metropolinazi: la última agresión importante que recibieron fue en la madrugada del 5 de enero, cuando se habían ido a refugiar de la lluvia y dejaron sus cosas cubiertas con cartones.

"Cuando volvimos estaba todo revuelto y se habían llevado ropas, comida, los documentos de los nenes, hasta la netbook que le habían dado a mi hijo en la escuela", describe Fernando y añade que "cuando preguntamos qué había pasado nos dijeron que había habido una orden de (el Ministerio de) Espacio Público para 'limpiar', pero algunos compañeros que viven en calle y estaban en la estación Urquiza vieron que fue la Metropolinazi que cargó todo en un camión de basura".

Mientras habla, los tres chicos juegan en la vereda. Tienen claro que no pueden bajar a la calle pero igual Fernando está atento: "no te metas eso en la boca", le dice a Lucas, el de cinco, que había agarrado un caramelo del suelo.

Los niños son la gran preocupación de los integrantes del parador: "el año pasado frenaron dos autos de Desarrollo Social porteño y nos llevaron a los chicos, los tuvieron 50 días separados de nosotros pero nadie nos ofreció ayuda, ¿cómo pueden pensar que un chico puede estar bien lejos de sus padres?", pregunta Fernando.

Para evitar que los separen de sus hijos Fernando y su compañera fueron al parador que el gobierno porteño ofrece para familias, en Costanera Sur: "el sistema es carcelario, hay dos pabellones, uno de mujeres, otro de varones, está sucio, en el baño consumían drogas y yo ya salí de esa, nos dio miedo quedarnos ahí y nos fuimos".

Según la organización Médicos del Mundo, en la Ciudad de Buenos Aires viven 18 mil personas en situación de calle, y, pese a que existe vigente una Ley de Protección Integral para personas en Calle o en Riesgo a la Situación de Calle, las organizaciones que trabajan con la temática aseguran que los dispositivos que se brindan desde el Estado porteño son insuficientes y no atienden la complejidad de la problemática.

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