El ingreso del empresario Carlos Slim a YPF que impactó utomáticamente en la suba de las acciones de la petrolera no merece un espacio en las tapas de los diarios opositores.
Uno de los latiguillos más recurrentes del discurso opositor es decir que el país está fuera del mundo a consecuencia, obvio, de la mala gestión del gobierno.
Cuando se discutía la recuperación de YPF se llegó a escuchar que al no tener buenas relaciones con Europa y Estados Unidos sólo se podían esperar inversiones de China (algo que en sí mismo no estaría nada mal) pero sobre el fin de esta semana tomó estado público una noticia que desmiente de cuajo y hasta ridiculiza al coro de medios y políticos opositores: el empresario mexicano Carlos Slim, uno de los más poderosos hombres de negocios del mundo que, además, posee en Argentina la empresa de telefonía celular Claro, anunció la compra del 8, 4 % de las acciones de nuestra petrolera con lo que ayer su cotización llegó a saltar hasta el 18% para luego cerrar con una suba del 9 %.
Este ejemplo contundente de una inversión extranjera de fuste, proveniente de uno de los más encumbrados jugadores a nivel internacional no ameritó más que sendos recuadros en las tapas de ayer de los principales diarios opositores, incluso La Nazion llegó a poner "Sorpresiva inversión" para colocarla como algo fuera de contexto.
Por supuesto que ayer el tema brilló por su ausencia, salvo para Página/12 que tituló "YPF, la estrella del menú" y Tiempo Argentino que destacó "Las acciones de YPF crecen el 9,08 % tras el ingreso de Slim".
La noticia ayer tenía mucha más potencia que el viernes dada la repercusión que generó el ingreso del empresario mexicano a YPF, algo que viene a confirmar lo que era sabido desde un primer momento y es que las principales empresas del mundo iban a hacer cola para sumarse al negocio fabuloso que se abre, concretando así el clímax de inversiones extranjeras del que tanto se habla en las tribunas opositoras. Pero una vez más vuelve a quedar a la vista de todos la mala fe de los que se entristecen cuando el gobierno realiza acciones que benefician antes que nada al país.
La idea de fondo que los mueve es que las cosas buenas pasan porque tienen que pasar y hasta podrían haber pasado con cualquier otro gobierno, no se las comunica en un contexto, encadenando una noticia con otra anterior.
De esa manera se muestra una gestión desarticulada donde una cosa no tiene que ver con la otra como por ejemplo desligar al crecimiento económico que ha tenido el país en la última década de la crisis energética que ello generó.
Un esquema energético para una economía como la de los noventa colapsó cuando empezaron a reabrirse fábricas y a venderse más autos, camiones y equipos para la producción agropecuaria. El gobierno reaccionó a tiempo, tomó el toro por las astas, recuperó YPF para lograr un piso de energía acorde a un modelo de crecimiento y como el diseño es antes que nada lógico, logra en tiempo récord noticias de un impacto devastador como la compra de acciones por parte de Slim, algo que termina colocando en el peor de los bochornos al discurso derrotista de los diarios de mayor tirada y no les deja otra opción que no sea el ninguneo de la noticia.
Lo de siempre. Para Clarín y La Nazión, si una noticia no es mala o perjudicial para el país o para el gobierno, sencillamente no es noticia.
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