miércoles, 23 de mayo de 2012

Alicia Castro desmintió a La Nazión

La embajadora argentina en el Reino Unido le envió una carta al matutino para desmentir una publicación en la que se afirma que la funcionaria había hecho mención a una reforma constitucional. El texto completo.

Por enésima vez, un funcionario nacional debe desmentir a un diario. En esta ocasión, Alicia Castro, embajadora argentina en el Reino Unido, desmintió a La Nazión, matutino que había publicado que la representante de nuestro país había hecho referencia a una posible reforma constitucional.

Dice la carta:

"El día 17 del corriente brindamos una conferencia en la prestigiosa London School of Economics junto al ex embajador británico en la Argentina John Hughes, sobre las relaciones entre la Argentina y el Reino Unido con vistas al futuro.

El día 19 la cronista de La Nazión, Graciela Iglesias, en una artículo titulado 'Malvinas: ofrecen cambiar la Constitución', afirma incorrectamente que yo habría allí sostenido que nuestro país está 'dispuesto a emprender una reforma constitucional' para incorporar el resultado de una eventual negociación con el Reino Unido.

Durante su exposición, el embajador Hughes expresó que como el resultado de una negociación con la Argentina sobre la soberanía de las Islas Malvinas ya está predeterminado en la disposición transitoria de nuestra Constitución de 1994, el Reino Unido no puede negociar con la Argentina. Frente a ese argumento -que no es más que una burda excusa- manifesté que «la negativa del Reino Unido a negociar no puede justificarse en que la Argentina haya inscripto su reclamo soberano en la Constitución. Después de todo -destaqué- Londres se negaba a discutir con la Argentina antes de 1994. Es esperable que los países establezcan en su legislación interna el reclamo sobre un territorio en disputa y el resultado de las negociaciones puede requerir que uno de los dos países modifique sus leyes para hacer operativos sus compromisos internacionales. Simplemente, el reclamo de un país sobre el territorio en disputa, no puede ser obstáculo para las negociaciones.

En cuanto a la respuesta que di al funcionario del Foreign Office Martin Longden, efectivamente, celebré que un representante de alto rango de la Cancillería británica, sentado en primera fila entre el público, me hiciera preguntas durante el debate, del mismo modo que hice yo con el Secretario William Hague días atrás. La diplomacia también necesita transparencia y rendición de cuentas.

En cuanto a la respuesta que di a las preguntas del funcionario -que la cronista vuelve a citar erróneamente- afirmé que 'la Argentina no reconoce a los habitantes de las Islas Malvinas, ciudadanos británicos, como una tercera parte en la negociación', y que 'no se puede especular con los resultados, sino abrir el diálogo y sentarse a negociar'. Este es el reclamo de toda la comunidad internacional. Evitando la vía pacifica de solución de controversias, el Reino Unido no sólo tiene una actitud hostil, sino ilegal.

La Argentina y el Reino Unido -concluí- tienen la oportunidad histórica de dar un ejemplo al mundo con la resolución de este conflicto por la vía pacífica y diplomática. Tenemos, sobre todo, la responsabilidad de no dejar este conflicto y sus peligros sin resolver a las futuras generaciones.

El texto completo de la conferencia -que sin duda será de interés para los lectores de La Nazión- están disponibles en la Embajada Argentina en Londres y la London School of Economics".

No podía faltar la desmentida nuestra de cada día.

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